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    Salmos 104 - Biblia de Jerusalén 1998

    Dios cuida de su creación

    1. ¡Bendice, alma mía, a Yahvé! ¡Yahvé, Dios mío, qué grande eres! Vestido de esplendor y majestad,

    2. te arropa la luz como un manto, como una tienda extiendes el cielo,

    3. levantas sobre las aguas tus moradas; te sirven las nubes de carroza, te deslizas sobre las alas del viento;

    4. tomas por mensajeros a los vientos, al fuego llameante por ministro.

    5. Sobre sus bases posaste la tierra, inconmovible para siempre jamás.

    6. Como un ropaje la cubría el océano, sobre los montes persistían las aguas;

    7. a tu bramido emprendieron la huida, se precipitaron al escuchar tu trueno,

    8. subiendo a los montes, bajando a los valles, hasta el lugar que tú les asignaste;

    9. les pusiste un límite infranqueable, por que no vuelvan a anegar la tierra.

    10. A los valles envías manantiales, que van discurriendo por vaguadas;

    11. abrevan a las bestias del campo, apagan la sed de los onagros;

    12. junto a ellos habitan las aves, que entonan su canto entre la fronda.

    13. Riegas los montes desde tu alta morada, con la humedad de tus cámaras saturas la tierra;

    14. haces brotar hierba para el ganado, y las plantas para el uso del hombre, a fin de que saque pan de la tierra,

    15. y el vino que recrea el corazón del hombre, para que lustre su rostro con aceite y el pan conforte el corazón del hombre.

    16. Los árboles de Yahvé se empapan a placer, y los cedros del Líbano plantados por él;

    17. allí ponen los pájaros su nido, su casa en su copa la cigüeña.

    18. Los riscos acogen a los rebecos, las rocas cobijan a los damanes.

    19. Creó la luna para marcar los tiempos, y el sol, que conoce su ocaso;

    20. mandas la tiniebla y cae la noche, donde rondan las fieras del bosque;

    21. los leoncillos rugen por la presa y reclaman a Dios su alimento.

    22. Cuando sale el sol, se recogen, y van a echarse en sus guaridas;

    23. el hombre sale a su trabajo, para hacer su faena hasta la tarde.

    24. ¡Cuán numerosas tus obras, Yahvé! Todas las hiciste con sabiduría, de tus creaturas se llena la tierra.

    25. Está el mar: grande y dilatado, con un incontable hervidero de animales, grandes y pequeños;

    26. lo surcan los navíos y Leviatán, a quien creaste para jugar con él.

    27. Todos ellos esperan de ti que les des su comida a su tiempo;

    28. se la das y ellos la toman, abres tu mano y se sacian de bienes.

    29. Si escondes tu rostro, desaparecen, les retiras tu soplo y expiran, y retornan al polvo que son.

    30. Si envías tu aliento, son creados, y renuevas la faz de la tierra.

    31. ¡Gloria a Yahvé por siempre, en sus obras Yahvé se regocije!

    32. El que mira a la tierra y tiembla, toca los montes y humean.

    33. Cantaré a Yahvé mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista.

    34. ¡Que le sea agradable mi poema! Yo tengo mi gozo en Yahvé.

    35. ¡Desaparezcan los pecadores de la tierra, nunca más existan los malvados! ¡Bendice, alma mía, a Yahvé! ¡Aleluya!