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    Salmos 135 - Biblia de Jerusalén 1998

    La grandeza del Señor y la vanidad de los ídolos Aleluya.

    1. ¡Aleluya! Alabad el nombre de Yahvé, alabad, siervos de Yahvé,

    2. que servís en la Casa de Yahvé, en los atrios de la Casa de nuestro Dios.

    3. Alabad a Yahvé, porque es bueno, tañed para su nombre, que es amable.

    4. Pues Yahvé se ha elegido a Jacob, a Israel, para ser su propiedad.

    5. Bien sé yo que es grande Yahvé, nuestro Señor más que todos los dioses.

    6. Todo lo que quiere Yahvé, lo hace en el cielo y la tierra, en el mar y en los abismos.

    7. Levanta las nubes por el horizonte, con los relámpagos hace llover, saca de sus depósitos el viento.

    8. Hirió a los primogénitos de Egipto, desde personas hasta el ganado;

    9. mandó señales y prodigios en medio de ti, Egipto, contra el faraón y sus siervos.

    10. Hirió a incontables naciones, dio muerte a reyes poderosos,

    11. a Sijón, rey de los amorreos, a Og, rey de Basán, y a todos los reinos de Canaán;

    12. y dio sus tierras en herencia, en herencia a su pueblo Israel.

    13. ¡Yahvé, tu fama es eterna, Yahvé, tu recuerdo por generaciones!

    14. Pues Yahvé hace justicia a su pueblo, se compadece de todos sus siervos.

    15. Los ídolos paganos son plata y oro, obra de la mano del hombre,

    16. tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven;

    17. tienen orejas y no oyen, tienen boca y no respiran.

    18. ¡Sean como ellos los que los hacen, los que en ellos ponen su confianza!

    19. Casa de Israel, bendecid a Yahvé, casa de Aarón, bendecid a Yahvé,

    20. casa de Leví, bendecid a Yahvé, los adeptos a Yahvé, bendecid a Yahvé.

    21. ¡Bendito desde Sión Yahvé, que habita en Jerusalén! ¡Aleluya!