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jueves, julio 18, 2024
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    Salmos 139 - Biblia de Jerusalén 1998

    Omnipresencia y omnisciencia de Dios Al músico principal. Salmo de David.

    1. [Del maestro de coro. De David. Salmo.] Tú me escrutas, Yahvé, y me conoces;

    2. sabes cuándo me siento y me levanto, mi pensamiento percibes desde lejos;

    3. de camino o acostado, tú lo adviertes, familiares te son todas mis sendas.

    4. Aún no llega la palabra a mi lengua, y tú, Yahvé, la conoces por entero;

    5. me rodeas por detrás y por delante, tienes puesta tu mano sobre mí.

    6. Maravilla de ciencia que me supera, tan alta que no puedo alcanzarla.

    7. ¿Adónde iré lejos de tu espíritu, adónde podré huir de tu presencia?

    8. Si subo hasta el cielo, allí estás tú, si me acuesto en el Seol, allí estás.

    9. Si me remonto con las alas de la aurora, si me instalo en los confines del mar,

    10. también allí tu mano me conduce, también allí me alcanza tu diestra.

    11. Si digo: "Que me cubra la tiniebla, que la noche me rodee como un ceñidor",

    12. no es tenebrosa la tiniebla para ti, y la noche es luminosa como el día.

    13. Porque tú has formado mis riñones, me has tejido en el vientre de mi madre;

    14. te doy gracias por tantas maravillas: prodigio soy, prodigios tus obras. Mi aliento conocías cabalmente,

    15. mis huesos no se te ocultaban, cuando era formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra.

    16. Mi embrión veían tus ojos; en tu libro están inscritos los días que me has fijado, sin que aún exista el primero.

    17. ¡Qué arduos me resultan tus pensamientos, oh Dios, qué incontable es su suma!

    18. Si los cuento, son más que la arena; al terminar, todavía estoy contigo.

    19. ¡Oh Dios, si mataras al malvado, si los sanguinarios se apartaran de mí!

    20. Ellos que hablan de ti dolosamente, tus adversarios que se alzan en vano.

    21. ¿No odio, Yahvé, a los que te odian? ¿No me asquean los que se alzan contra ti?

    22. Los odio en el colmo del odio, los tengo por enemigos.

    23. Sondéame, oh Dios, conoce mi corazón, examíname, conoce mis desvelos.

    24. Que mi camino no acabe mal, guíame por el camino eterno.