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lunes, agosto 19, 2024
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    Salmos 32 - Biblia de Jerusalén 1998

    La dicha del perdón Salmo de David. Masquil.

    1. [De David. Poema.] ¡Dichoso al que perdonan su culpa y queda cubierto su pecado!

    2. Dichoso el hombre a quien Yahvé no le imputa delito, y no hay fraude en su interior.

    3. Guardaba silencio y se consumía mi cuerpo, cansado de gemir todo el día,

    4. pues descargabas día y noche tu mano sobre mí; mi corazón cambiaba como un campo que sufre los ardores del estío. [Pausa.]

    5. Reconocí mi pecado y no te oculté mi culpa; me dije: "Confesaré a Yahvé mis rebeldías". Y tú absolviste mi culpa, perdonaste mi pecado. [Pausa.]

    6. Por eso, quien te ama te suplica llegada la hora de la angustia. Y aunque aguas caudalosas se desborden jamás le alcanzarán.

    7. Tú eres mi cobijo, me guardas de la angustia, me rodeas para salvarme. [Pausa.]

    8. "Voy a instruirte, a mostrarte el camino a seguir; sin quitarte los ojos de encima, seré tu consejero".

    9. No seas lo mismo que caballo o mulo sin sentido, rienda y freno hacen falta para domar su brío.

    10. Copiosas son las penas del malvado, mas a quien confía en Yahvé lo protege su amor.

    11. ¡Alegraos en Yahvé, justos, exultad, gritad de gozo los de recto corazón!