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miércoles, julio 17, 2024
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    Zacarías 11 - Biblia de Jerusalén 1998

    1. Abre tus puertas, Líbano, que el fuego devore tus cedros.

    2. Gime, ciprés, que el cedro ha caído, que los majestuosos han sido arrasados. Gemid, encinas de Basán, que ha sido abatida la selva impenetrable.

    3. Se oyen gemidos de pastores, porque ha sido arrasado su esplendor, se oyen rugidos de leones, porque ha sido arrasada la flora del Jordán.

    Los pastores inútiles

    4. Así dice Yahvé mi Dios: Apacienta las ovejas destinadas al matadero;

    5. ésas que sus compradores matan impunemente, mientras sus vendedores dicen: "¡Bendito sea Yahvé; ya soy rico!", y a las que no perdonan los pastores.

    6. Pues yo no perdonaré más a los habitantes de esta tierra, oráculo de Yahvé; entregaré a cada uno en manos de su vecino y en manos de su rey; cuando aplasten el país, yo no los libraré de sus manos.

    7. Apacenté, pues, las ovejas de matanza destinadas a los tratantes de ovejas, y me procuré dos cayados: a uno lo llamé "Gracia" y al otro "Vínculo". Me puse a apacentar las ovejas,

    8. y me deshice de los tres pastores en un mes. Pero me impacienté con ellos y ellos se hartaron de mí.

    9. Entonces dije: "¡No volveré a apacentaros; la que tenga que morir, que muera; la que tenga que desaparecer, que desaparezca; y las que queden, que se coman unas a otras!"

    10. Tomé luego mi cayado "Gracia" y lo partí, para romper así la alianza que Yahvé había concluido con todos los pueblos.

    11. Quedó rota aquel día, y los tratantes de ovejas que me observaban supieron que era una palabra de Yahvé.

    12. Yo les dije: "Si os parece bien, dadme mi jornal; si no, dejadlo." Ellos pesaron mi jornal: treinta siclos de plata.

    13. Yahvé me dijo: "¡Echa al tesoro ese valioso precio en que me han tasado!" Tomé, pues, los treinta siclos de plata y los eché en el tesoro del templo de Yahvé.

    14. Después partí mi segundo cayado "Vínculo", para romper así la fraternidad entre Judá e Israel.

    15. Yahvé me dijo también: "Toma el hato de un pastor necio.

    16. Pues he pensado suscitar en esta tierra un pastor que no hará caso de la oveja perdida, ni buscará a la extraviada, ni curará a la herida, ni se ocupará de la sana, sino que comerá la carne de las ovejas cebadas, y hasta las uñas les arrancará.

    17. ¡Ay del pastor inútil que abandona a las ovejas! ¡Espada contra su brazo, contra su ojo derecho; que su brazo se seque del todo, que del todo se ciegue su ojo!"