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jueves, julio 18, 2024
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    2 Samuel 14 - Biblia de nuestro Pueblo

    Joab procura el regreso de Absalón

    1. Joab, hijo de Seruyá, comprendió que el rey volvía a querer a Absalón.

    2. Entonces mandó a Tecua unos hombres para que trajeran de allí a una mujer habilidosa. Joab le dijo: -Haz como que estás de luto, ponte ropa de luto y no te perfumes; tienes que parecer una mujer que ya hace mucho tiempo lleva luto por un difunto.

    3. Te presentas al rey y le dices lo que yo te diga. Y Joab le explicó todo lo que debía decir.

    4. La mujer se presentó ante el rey y cayó rostro en tierra diciendo: -Majestad, ¡sálvame!

    5. Rey.-¿Qué te pasa? Mujer.-¡Ay de mí! Soy una viuda, murió mi marido.

    6. Y su servidora tenía dos hijos; riñeron los dos en el campo, sin que nadie los separase, y uno de ellos hirió al otro y lo mató.

    7. Y ahora resulta que toda la familia se ha puesto en contra de tu servidora; dicen que les entregue al homicida para matarlo, para vengar la muerte de su hermano, y acabar así con el heredero. ¡Así me apagarán la última brasa que me queda, y mi marido se quedará sin apellido ni descendencia sobre la tierra!

    8. Rey.-Vete a casa, que yo me encargo de tu asunto.

    9. Mujer.-Majestad, yo y mi casa cargaremos con la responsabilidad; el rey y su trono no serán responsables.

    10. Rey.-Si alguno se mete contigo, tráemelo y no te molestará más.

    11. Mujer.-¡Que el rey pronuncie el nombre del Señor, su Dios, para que el vengador de la sangre no aumente el daño acabando con mi hijo! Rey.-¡Por la vida del Señor, no caerá en tierra un solo cabello de tu hijo!

    12. Mujer.-¿Puedo añadir una palabra al rey, mi señor? Rey.-Habla.

    13. Mujer.-Con lo que acabas de decir, te condenas a ti mismo, porque al no dejar que vuelva el desterrado estás maquinando contra el pueblo de Dios.

    14. Todos hemos de morir; somos agua derramada en tierra, que no se puede recoger. Dios no dará muerte al que toma medidas para que no siga en el destierro el desterrado.

    15. He venido a decir esto al rey porque algunos me han metido miedo, y una servidora pensó: Voy a hablarle al rey, a lo mejor sigue mi consejo;

    16. el rey comprenderá y librará a una servidora de los que intentan extirparnos de la herencia de Dios a mí y a mi hijo a la vez.

    17. Tu servidora pensó: La palabra del rey, mi señor, me servirá de alivio, porque el rey es como un enviado de Dios, que sabe distinguir el bien y el mal. ¡El Señor, tu Dios, esté contigo!

    18. Rey.-No me ocultes nada de lo que voy a preguntarte. Mujer.-Habla, majestad.

    19. Rey.-¿No está la mano de Joab detrás de todo esto? Mujer.-¡Majestad, por tu vida! Las palabras de su majestad han dado en el blanco. Tu siervo Joab es quien me mandó y me ensayó toda la escena.

    20. Ideó esto para no presentar el asunto de frente; pero mi señor posee la sabiduría de un enviado de Dios y conoce todo lo que pasa en la tierra.

    21. El rey dijo a Joab: -Ya ves que he dado mi palabra. Anda a traer al muchacho, Absalón.

    22. Joab se postró rostro en tierra, haciendo una reverencia, dio las gracias al rey y dijo: -Majestad, hoy he visto que estás bien dispuesto conmigo, porque has accedido a la petición de tu siervo.

    23. Se levantó y marchó a Guesur y trajo a Absalón a Jerusalén.

    24. El rey ordenó: -Que se vaya a su casa, porque no quiero recibirlo. Absalón volvió a su casa, sin ser recibido por el rey.

    25. No había en todo Israel hombre más guapo ni tan admirado como Absalón: de pies a cabeza no tenía un defecto.

    26. Cuando se cortaba el pelo -acostumbraba hacerlo de año en año, porque le pesaba mucho-, el pelo cortado pesaba más de dos kilos en la balanza del rey.

    27. Tuvo tres hijos y una hija, llamada Tamar, una muchacha muy guapa.

    28. Absalón residió en Jerusalén dos años sin ser recibido por el rey.

    29. Entonces llamó a Joab, para que fuera al rey como enviado suyo, pero Joab no quiso ir; lo llamó por segunda vez, y tampoco quiso.

    30. Absalón dijo a sus criados: -Miren, Joab tiene sembrada cebada en la tierra junto a la mía. Vayan a quemársela. Los criados de Absalón la incendiaron.

    31. Entonces fue Joab a casa de Absalón y le dijo: -¿Por qué tus criados han quemado mi tierra?

    32. Absalón contestó: -Mira, mandé a decirte que vinieras para enviarte al rey con este mensaje: ¿Para qué he vuelto de Guesur? ¡Mejor estaba allí! Quiero que el rey me reciba, y si soy culpable, que me mate.

    33. Joab fue a decírselo al rey. El rey llamó a Absalón, que se presentó ante él y le hizo una reverencia rostro en tierra, y el rey abrazó a Absalón.