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miércoles, julio 17, 2024
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    Daniel 10 - Biblia de nuestro Pueblo

    Visión de Daniel junto al río

    1. Cuarta: La visión terrible El año tercero de Ciro, rey de Persia, le revelaron a Daniel una palabra: la palabra era verdadera, y se refería a un gran combate. Daniel estuvo atento a la palabra, y logró comprender la visión.

    2. Por entonces, yo, Daniel, estaba cumpliendo un luto de tres semanas:

    3. no comía manjares exquisitos, no probaba vino ni carne, ni me ungía con perfumes durante las tres semanas.

    4. El día veinticuatro del mes primero estaba yo junto al Río Grande.

    5. Levanté la vista y vi aparecer un hombre vestido con túnica de lino y con un cinturón de oro;

    6. su cuerpo era como el topacio, su rostro como un relámpago, sus ojos como antorchas, sus brazos y piernas como destellos de bronce pulido, sus palabras resonaban como una multitud.

    7. Solo yo veía la visión; la gente que estaba conmigo, aunque no veía la visión, quedó llena de terror y corrió a esconderse.

    8. Así quedé solo; al ver aquella magnífica visión me sentí desfallecer, mi semblante quedó desfigurado y no hallaba fuerzas.

    9. Entonces oí ruido de palabras, y al oírlas caí desvanecido con el rostro en tierra.

    10. Una mano me tocó, y me hizo apoyar tembloroso sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos.

    11. Luego me habló: -Daniel, predilecto: fíjate en las palabras que voy a decirte y ponte de pie, porque me han enviado a ti. Mientras me hablaba así, me puse de pie temblando.

    12. Me dijo: -No temas, Daniel. Desde el día aquel en que te dedicaste a estudiar y a humillarte ante Dios, tus palabras han sido escuchadas y yo he venido a causa de ellas.

    13. El príncipe del reino de Persia me opuso resistencia durante veintiún días; Miguel, uno de los príncipes supremos, vino en mi auxilio; por eso me detuve allí junto a los reyes de Persia.

    14. Pero ahora he venido a explicarte lo que ha de suceder a tu pueblo en los últimos días. Porque la visión va para largo.

    15. Mientras me hablaba así, caí rostro en tierra y enmudecí.

    16. Una figura humana me tocó los labios: abrí la boca y hablé al que estaba frente a mí: -La visión me ha hecho retorcer de dolor, y no tengo fuerzas.

    17. ¿Cómo hablará este servidor a tal señor? ¡Si ahora las fuerzas me abandonan y he quedado sin aliento!

    18. De nuevo una figura humana me tocó y me fortaleció.

    19. Después me dijo: -No temas, predilecto; ten calma, sé fuerte. Mientras me hablaba, recobré las fuerzas y dije: -Me has dado fuerzas, señor, puedes hablar.

    20. Me dijo: -¿Sabes para qué he venido? Ahora tengo que volver a luchar con el príncipe de Persia; cuando termine, vendrá el príncipe de Grecia.

    21. Pero te comunicaré lo que está escrito en el libro de la verdad. Nadie me ayuda en mis luchas excepto Miguel, el príncipe de ustedes.