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miércoles, julio 17, 2024
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    Deuteronomio 29 - Biblia de nuestro Pueblo

    Pacto de Jehová con Israel en Moab

    1. Alianza en Moab Jos 24 Términos de la alianza que el Señor mandó a Moisés hacer con los israelitas en Moab, aparte de la alianza que había realizado con ellos en el monte Horeb.

    2. Moisés convocó a todo Israel y les dijo: -Ustedes son testigos de todo lo que el Señor hizo en Egipto contra el faraón, sus ministros y todo su país:

    3. aquellas grandes pruebas que vieron sus ojos, aquellos grandes signos y prodigios;

    4. pero hasta el día de hoy el Señor no les había dado inteligencia para entender, ni ojos para ver, ni oídos para escuchar.

    5. Yo los hice caminar cuarenta años por el desierto: no se les gastaron los vestidos que llevaban puestos ni las sandalias que tenían en los pies;

    6. no fue pan lo que comieron, ni vino ni otro licor lo que bebieron; para que ustedes supieran que soy yo, el Señor, su Dios.

    7. Al llegar a este lugar, Sijón, rey de Jesbón, y Og, rey de Basán, nos salieron al encuentro en son de guerra; los vencimos,

    8. conquistamos sus territorios y se los dimos en herencia a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés.

    9. Por eso observarán fielmente los términos de esta alianza y los cumplirán, y así prosperarán en todas sus obras.

    10. Hoy todos ustedes se han reunido en la presencia del Señor, su Dios: -sus jefes de tribu, concejales y magistrados y todos los hombres de Israel;

    11. sus niños y mujeres y también los emigrantes que están en el campamento, desde el leñador al aguatero-

    12. para entrar en alianza con el Señor, tu Dios, y aceptar el pacto que el Señor, tu Dios, concluye contigo hoy; en virtud de él,

    13. te constituye pueblo suyo, y él será tu Dios, como te dijo y como había jurado a tus padres, a Abrahán, Isaac y Jacob.

    14. No sólo con ustedes hago esta alianza y este pacto;

    15. lo hago con el que está hoy aquí con nosotros, en presencia del Señor, y con el que hoy no está aquí con nosotros.

    16. Ustedes saben muy bien cómo han vivido en Egipto y de qué manera han tenido que pasar por las naciones que encontraron en su camino,

    17. vieron sus ídolos monstruosos, de piedra y madera, de plata y oro.

    18. Que no haya nadie entre ustedes, hombre o mujer, familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy del Señor, su Dios, yendo a dar culto a los dioses de estos pueblos; que no haya entre ustedes una raíz que produzca plantas amargas y venenosas,

    19. alguien que al escuchar los términos de este pacto se felicite diciendo por dentro: Todo me irá bien, aunque siga en mi obstinación; apagaré mi sed con lo que me dé gana,

    20. porque el Señor no está dispuesto a perdonarlo; su ira y su celo echarán humo contra ese hombre, se asentará sobre él la maldición de este código, y el Señor borrará su nombre bajo el cielo;

    21. el Señor lo apartará, para su perdición, de todas las tribus de Israel, según las maldiciones que sancionan la alianza, escritas en este código.

    22. Las generaciones venideras, los hijos que los sucedan y los extranjeros que vengan de lejanas tierras, cuando vean las plagas de esta tierra, las enfermedades con que la castigará el Señor

    23. -azufre y sal, tierra calcinada, donde no se siembra, ni brota, ni crece la hierba, catástrofe como la de Sodoma y Gomorra, Adamá y Seboín, arrasadas por la ira y la cólera del Señor-,

    24. todos esos pueblos se preguntarán: ¿Por qué trató el Señor así a esta tierra? ¿Qué significa esta cólera terrible?

    25. Y les responderán: Porque abandonaron la alianza del Señor, Dios de sus padres, el pacto que hizo con ellos al sacarlos de Egipto,

    26. porque fueron a dar culto a dioses extranjeros, postrándose ante ellos -dioses que no conocían, dioses que no les había asignado-;

    27. por eso la ira del Señor se encendió contra esta tierra, haciendo recaer sobre ella todas las maldiciones escritas en este código;

    28. por eso el Señor los arrancó de su suelo, con ira, furor e indignación, y los arrojó a una tierra extraña, como sucede hoy.

    29. Las cosas ocultas pertenecen al Señor, nuestro Dios; lo revelado es nuestro y de nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todos los artículos de esta ley.