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miércoles, julio 17, 2024
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    Ester 6 - Biblia de nuestro Pueblo

    Amán se ve obligado a honrar a Mardoqueo

    1. Honor para Mardoqueo Aquella noche el rey no lograba conciliar el sueño. Entonces mandó traer el libro de los anales o crónicas. Se los leyeron.

    2. Y allí se contaba cómo Mardoqueo había descubierto a Bigtán y Teres, los dos eunucos reales centinelas, que habían querido atentar contra el rey Asuero.

    3. El rey preguntó: -¿Qué premio o recompensa se le dio a Mardoqueo por aquello? Los cortesanos que asistían al rey respondieron: -No se le dio nada.

    4. Entonces el rey preguntó: -¿Quién está en el patio? En aquel momento llegaba Amán al patio exterior de palacio para pedir al rey que ahorcasen a Mardoqueo en la horca que le había preparado.

    5. Los cortesanos respondieron: -En el patio está Amán. El rey dijo: -Que entre.

    6. Cuando entró Amán, el rey le preguntó: -¿Qué se puede hacer en favor de uno a quien el rey quiere honrar? Amán pensó para sus adentros: Y, ¿a quién va a querer honrar el rey si no es a mí?

    7. Así que contestó: -Que a esa persona a la que el rey quiere honrar

    8. le traigan las vestiduras reales que suele llevar el rey, el caballo en el que suele cabalgar el rey y una corona real.

    9. La ropa y el caballo se los entregarán a un dignatario real que pertenezca a la nobleza, que vista con esa ropa al hombre a quien el rey quiere honrar y lo pasee a caballo por la plaza de la ciudad, pregonando ante él: ¡Éste es el trato que se da a quien el rey quiere honrar!

    10. Entonces el rey dijo a Amán: -Toma en seguida la ropa y el caballo que has dicho y haz eso con Mardoqueo, el judío funcionario de la corte. No omitas ni un detalle de lo que has dicho.

    11. Amán tomó la ropa y el caballo, vistió a Mardoqueo y lo paseó a caballo por la plaza de la ciudad, pregonando ante él: -¡Éste es el trato que se da a quien el rey quiere honrar!

    12. Después, mientras Mardoqueo volvía a su puesto en palacio, Amán corría hacia su casa, triste y tapándose la cara.

    13. Contó a su mujer, Zares, y a todos sus amigos lo que había pasado. Zares y sus sabios le dijeron: -Si Mardoqueo, ante quien has empezado a caer, es de raza judía, no podrás con él; caerás ante él hasta el fondo. No podrás defenderte de él porque el Dios vivo está con él.

    14. Estaban todavía hablando con él cuando llegaron los eunucos reales para llevarlo en seguida al banquete preparado por Ester.