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miércoles, julio 17, 2024
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    Hechos 26 - Biblia de nuestro Pueblo

    Defensa de Pablo ante Agripa

    1. Discurso de Pablo Agripa dijo a Pablo: -Puedes hablar en defensa propia. Pablo, haciendo un gesto con la mano, pronunció su defensa:

    2. -De todo lo que me acusan los judíos tengo hoy la satisfacción de defenderme ante ti, rey Agripa;

    3. especialmente porque eres experto en costumbres y controversias judías. Por lo cual te pido que me escuches con paciencia.

    Vida anterior de Pablo

    4. Mi vida entera desde mi adolescencia, pasada desde el principio en el seno de mi pueblo, la conocen todos los judíos de Jerusalén.

    5. Y, como me conocen desde hace tanto tiempo, pueden dar testimonio de que yo pertenecía a la secta más estricta de nuestra religión: era fariseo.

    6. Ahora me están juzgando porque espero en la promesa que Dios hizo a nuestros padres.

    7. Y nuestras doce tribus, en su culto noche y día, aguardan impacientes que se cumpla esa promesa. Majestad, de esa esperanza me acusan los judíos.

    8. ¿Por qué les parece increíble que Dios resucite a los muertos?

    Pablo el perseguidor

    9. En un tiempo yo pensaba que mi deber era combatir con todos los medios el nombre de Jesús Nazareno.

    10. Es lo que hice en Jerusalén, con autoridad recibida de los sumos sacerdotes, metiendo en la cárcel a muchos consagrados. Y cuando los condenaban a muerte, yo añadía mi voto.

    11. Muchas veces en las sinagogas yo los maltrataba para hacerlos blasfemar; y mi furia creció hasta el punto de perseguirlos en ciudades extranjeras.

    Pablo relata su conversión

    12. Viajando en este empeño hacia Damasco, con autoridad y encargo de los sumos sacerdotes,

    13. un mediodía nos envolvió a mí y a mis acompañantes una luz celeste más brillante que el sol.

    14. Caímos todos a tierra y yo escuché una voz que me decía en hebreo: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? De que te sirve tirar coces contra el aguijón.

    15. Pregunté: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor respondió: Soy Jesús, a quien tú persigues.

    16. Ponte en pie; que para esto me he aparecido a ti, para nombrarte servidor y testigo de que me has visto y de lo que te haré ver.

    17. Te defenderé de tu pueblo y de los paganos a los que te envío.

    18. Les abrirás los ojos para que se conviertan de las tinieblas a la luz, del dominio de Satanás a Dios, y para que reciban, por la fe en mí, el perdón de los pecados y su parte en la herencia de los consagrados.

    Pablo obedece a la visión

    19. No desobedecí, rey Agripa, a la visión celeste, sino que me puse a predicar:

    20. primero a los de Damasco, después a los de Jerusalén, en toda la Judea y a los paganos, que se arrepintieran y se convirtieran a Dios, con prácticas válidas de penitencia.

    21. Por este motivo se apoderaron de mí los judíos e intentaron acabar conmigo.

    22. Pero, protegido por Dios hasta hoy, he podido seguir dando testimonio ante pequeños y grandes, sin enseñar otra cosa que lo que predijeron los profetas y Moisés, a saber,

    23. que el Mesías había de padecer, resucitar el primero de la muerte y anunciar la luz a su pueblo y a los paganos.

    Pablo insta a Agripa a que crea

    24. Cuando Pablo terminó su defensa, Festo dijo con voz firme: -Estás loco, Pablo. Tanto estudiar te ha vuelto loco.

    25. Replicó Pablo: -No estoy loco, ilustre Festo, más bien pronuncio palabras verdaderas y sensatas.

    26. El rey entiende de todo esto y a él me dirijo con franqueza; porque no creo que ignore nada de esto, ya que son cosas que no sucedieron en lugares ocultos.

    27. ¿Crees a los profetas, rey Agripa? Sé que les crees.

    28. Agripa respondió a Pablo: -Por poco no me convences de hacerme cristiano.

    29. Respondió Pablo: -¡Quiera Dios que por poco o por mucho, no sólo tú, sino todos los oyentes fueran hoy lo que yo soy, pero sin estas cadenas.

    30. Se levantaron el rey, el gobernador, Berenice y los asistentes,

    31. y al retirarse comentaban: -Ese hombre no ha hecho nada que merezca la muerte o la cárcel.

    32. Agripa dijo a Festo: -Podría haberse marchado libre si no hubiera apelado al emperador.