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domingo, julio 21, 2024
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    Isaías 47 - Biblia de nuestro Pueblo

    Juicio sobre Babilonia

    1. Humillación de Babilonia y de sus magos Jr 50s; Ez 28; Ap 18 Baja, siéntate en el polvo, joven Babilonia; siéntate en tierra, sin trono, capital de los caldeos, que ya no te volverán a llamar blanda y refinada.

    2. Agarra un molino, muele harina, quítate el velo, alza las faldas, descubre el muslo, cruza los canales,

    3. aparezca tu desnudez, véanse tus vergüenzas. Tomaré venganza inexorable.

    4. Nuestro redentor, que se llama el Señor Todopoderoso, el Santo de Israel, dice:

    5. Siéntate y calla, entra en las tinieblas, capital de los caldeos, que ya no te llamarán Emperatriz.

    6. Airado contra mi pueblo, profané mi herencia, la entregué en tus manos: no tuviste compasión de ellos, abrumaste con tu yugo a los ancianos,

    7. diciéndote: Seré señora por siempre jamás, sin considerar esto, sin pensar en el desenlace.

    8. Pero ahora escúchalo, sedienta de placeres, que reinabas confiada, que te decías: Yo y nadie más. No me quedaré viuda, no perderé a mis hijos.

    9. Las dos cosas te sucederán, de repente en un solo día: viuda y sin hijos te verás a la vez, a pesar de tus muchas brujerías y del gran poder de tus sortilegios.

    10. Tú te sentías segura en tu maldad, diciéndote: Nadie me ve; tu sabiduría y tu ciencia te han trastornado, mientras pensabas: Yo y nadie más.

    11. Porque vendrá sobre ti una desgracia que no sabrás conjurar, caerá sobre ti un desastre del que no te podrás librar; vendrá sobre ti de repente una catástrofe que no te imaginabas.

    12. Insiste en tus sortilegios, en tus muchas brujerías, que han sido tu tarea desde joven; quizá te aprovechen, quizá los espantes.

    13. Estás harta de consejos: que se levanten y te salven los que conjuran el cielo, los que observan las estrellas, los que pronostican cada mes lo que te va a suceder.

    14. Míralos convertidos en paja: el fuego los consume y no pueden librarse del poder de las llamas; ni siquiera son brasas para calentarse ni hogar para sentarse enfrente.

    15. En eso han terminado aquellos con quienes traficabas, con quien te atareabas desde joven: cada uno se pierde por su lado, y no hay quien te salve.