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sábado, agosto 17, 2024
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    Lucas 10 - Biblia de nuestro Pueblo

    Misión de los setenta

    1. Mt 9,37s Les decía: -La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los campos que envíe trabajadores para su cosecha.

    2. Mt 10,9-16; Mc 6,8-11 Vayan, que yo los envío como ovejas entre lobos.

    3. No lleven bolsa ni alforja ni sandalias. Por el camino no saluden a nadie.

    4. Cuando entren en una casa, digan primero: Paz a esta casa.

    5. Si hay allí alguno digno de paz, la paz descansará sobre él. De lo contrario, la paz regresará a ustedes.

    6. Quédense en esa casa, comiendo y bebiendo lo que haya; porque el trabajador tiene derecho a su salario. No vayan de casa en casa.

    7. Si entran en una ciudad y los reciben, coman de lo que les sirvan.

    8. Sanen a los enfermos que haya y digan a la gente: El reino de Dios ha llegado a ustedes.

    9. Si entran en una ciudad y no los reciben, salgan a las calles y digan:

    10. Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies lo sacudimos y se lo devolvemos. Con todo, sepan que ha llegado el reino de Dios.

    11. Les digo que aquel día la suerte de Sodoma será menos rigurosa que la de aquella ciudad.

    12. Recrimina a las ciudades de Galilea Mt 11,20-24 ¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida!

    Ayes sobre las ciudades impenitentes

    13. Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y Sidón, hace tiempo habrían hecho penitencia vistiéndose humildemente y sentándose sobre cenizas.

    14. Y así, el juicio será más llevadero para Tiro y Sidón que para ustedes.

    15. Y tú, Cafarnaún, ¿pretendes encumbrarte hasta el cielo? Pues caerás hasta el abismo.

    16. Y dijo a sus discípulos: -El que a ustedes escucha a mí me escucha; el que a ustedes desprecia a mí me desprecia; y quien a mí me desprecia, desprecia al que me envió.

    Regreso de los setenta

    17. Vuelven los setenta y dos Volvieron los setenta [y dos] muy contentos y dijeron: -Señor, en tu nombre hasta los demonios se nos sometían.

    18. Les contestó: -Estaba viendo a Satanás caer como un rayo del cielo.

    19. Miren, les he dado poder para pisotear serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada los dañará.

    20. Con todo, no se alegren de que los espíritus se les sometan, sino de que sus nombres están escritos en el cielo.

    Jesús se regocija

    21. El Padre y el Hijo Mt 11,25-27; 13,16s En aquella ocasión, con el júbilo del Espíritu Santo, dijo: -¡Te alabo, Padre, Señor de cielo y tierra, porque, ocultando estas cosas a los sabios y entendidos, se las diste a conocer a la gente sencilla! Sí, Padre, ésa ha sido tu elección.

    22. Todo me lo ha encomendado mi Padre: nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre, y quién es el Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo decida revelárselo.

    23. Volviéndose aparte a los discípulos, les dijo: -¡Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven!

    24. Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; escuchar lo que ustedes escuchan, y no lo escucharon.

    El buen samaritano

    25. El buen samaritano Mt 22,34-40; Mc 12,28-34 En esto un doctor de la ley se levantó y, para ponerlo a prueba, le preguntó: -Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?

    26. Jesús le contestó: -¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees?

    27. Respondió: ás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo.

    28. Entonces le dijo: -Has respondido correctamente: obra así y vivirás.

    29. Él, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: -¿Y quién es mi prójimo?

    30. Jesús le contestó: -Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó. Tropezó con unos asaltantes que lo desnudaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto.

    31. Coincidió que bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verlo, pasó de largo.

    32. Lo mismo un levita, llegó al lugar, lo vio y pasó de largo.

    33. Un samaritano que iba de camino llegó adonde estaba, lo vio y se compadeció.

    34. Le echó aceite y vino en las heridas y se las vendó. Después, montándolo en su cabalgadura, lo condujo a una posada y lo cuidó.

    35. Al día siguiente sacó dos monedas, se las dio al dueño de la posada y le encargó: Cuida de él, y lo que gastes de más te lo pagaré a la vuelta.

    36. ¿Quién de los tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los asaltantes?

    37. Contestó: -El que lo trató con misericordia. Y Jesús le dijo: -Ve y haz tú lo mismo.

    Jesús visita a Marta y a María

    38. Marta y María Yendo de camino, entró Jesús en un pueblo. Una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa.

    39. Tenía una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies del Señor, escuchaba sus palabras;

    40. Marta ocupada en los quehaceres de la casa dijo a Jesús: -Maestro, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en los quehaceres? Dile que me ayude.

    41. El Señor le respondió: -Marta, Marta, te preocupas y te inquietas por muchas cosas,

    42. cuando una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y no se la quitarán.