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miércoles, julio 17, 2024
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    Zacarías 12 - Biblia de nuestro Pueblo

    Liberación futura de Jerusalén

    1. ¡Levántate, espada, contra mi pastor, contra mi ayudante! -oráculo del Señor Todopoderoso-. Hiere al pastor, que se dispersen las ovejas; volveré mi mano contra los pequeños.

    2. En todo el país -oráculo del Señor- dos tercios serán arrancados y perecerán, y quedará sólo un tercio.

    3. Ese tercio lo pasaré por fuego, lo purificaré como al oro, lo limpiaré como a la plata. Después me llamará y yo le contestaré; diré: Son mi pueblo, y ellos dirán: El Señor es mi Dios.

    4. Aquel día Oráculo. Palabra del Señor para Israel. Oráculo del Señor que desplegó el cielo, cimentó la tierra y formó el espíritu del hombre dentro de él.

    5. Miren: voy a hacer de Jerusalén una copa embriagadora para todos los pueblos vecinos; también Judá estará en el asedio de Jerusalén.

    6. En aquel día haré de Jerusalén una piedra muy pesada para todos los pueblos: cuando se alíen contra ella todas las naciones del mundo, el que intente levantarla se herirá con ella.

    7. Aquel día -oráculo del Señor- haré que se espanten los caballos y se asusten los jinetes; pondré mis ojos en Judá y cegaré los caballos de los paganos.

    8. Las tribus de Judá se dirán: Los vecinos de Jerusalén cobran fuerzas gracias al Señor Todopoderoso, su Dios.

    9. Aquel día haré de las tribus de Judá un incendio en el bosque, una antorcha entre la paja, devorarán a derecha e izquierda a todos los pueblos vecinos. Mientras Jerusalén seguirá habitada en su sitio.

    10. El Señor salvará las tiendas de Judá como antiguamente: así ni la dinastía davídica ni los vecinos de Jerusalén mirarán con orgullo a Judá.

    11. Aquel día escuchará el Señor a los vecinos de Jerusalén: el más inseguro se sentirá fuerte como David, el sucesor de David será un dios, como un ángel del Señor al frente de ellos.

    12. En aquel día me dispondré a aniquilar a todas las naciones que invadan Jerusalén.

    13. Sobre la dinastía davídica y los vecinos de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de súplica. Al mirarme traspasado por ellos mismos, harán duelo como por un hijo único, llorarán como se llora a un primogénito.

    14. Aquel día el luto de Jerusalén será tan grande como el de Hadad-Rimón, en el valle de Meguido.