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miércoles, julio 17, 2024
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    Cantares 5 - Biblia del Siglo de Oro

    1. He venido a mi jardín, hermana, esposa mía; he recogido mi mirra y mis aromas, he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido. Comed, amados amigos; bebed en abundancia.

    El tormento de la separación

    2. Yo dormía, pero mi corazón velaba. La voz de mi amado que llama: «¡Ábreme, hermana mía, amada mía, paloma mía, perfecta mía, pues mi cabeza está cubierta de rocío, mis cabellos, de la humedad de la noche!

    3. »Me he quitado la ropa, ¿cómo vestirme otra vez? Ya me he lavado los pies, ¿cómo ensuciarlos de nuevo?».

    4. Mi amado metió su mano por el resquicio de la puerta y mi corazón se conmovió dentro de mí.

    5. Me levanté para abrir a mi amado y mis manos gotearon mirra: ¡de mis dedos corría la mirra sobre el pestillo de la cerradura!

    6. Abrí a mi amado, pero mi amado se había ido, ya había pasado, y tras su voz se me salió el alma. Lo busqué, mas no lo hallé; lo llamé, y no me respondió.

    7. Me encontraron los guardias que rondan la ciudad; me golpearon, me hirieron, me arrebataron el manto los guardias de las murallas.

    8. Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, si halláis a mi amado, hacedle saber que estoy enferma de amor.

    La esposa alaba al esposo

    9. ¿Qué es tu amado más que otro amado, tú, la más hermosa entre las mujeres? ¿Qué es tu amado más que otro amado, para que así nos conjures?

    10. Mi amado es blanco y sonrosado, distinguido entre diez mil;

    11. su cabeza es oro fino; sus cabellos crespos, negros como el cuervo.

    12. Sus ojos, palomas que junto a arroyos de aguas se bañan en leche, están a la perfección colocados.

    13. Sus mejillas, eras perfumadas con especias aromáticas, son como fragantes flores; sus labios, lirios que destilan mirra.

    14. Sus manos, anillos de oro engastados de jacintos; su cuerpo, claro marfil cubierto de zafiros.

    15. Sus piernas, columnas de mármol fundadas sobre basas de oro fino; su aspecto, como el Líbano; esbelto cual los cedros.

    16. Su paladar, dulcísimo, y todo en él codiciable. ¡Tal es mi amado, tal es mi amigo, hijas de Jerusalén!