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sábado, julio 20, 2024
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    Génesis 34 - Biblia del Siglo de Oro

    La deshonra de Dina vengada

    1. Dina, la hija que Lea había dado a luz a Jacob, salió a ver a las hijas del país.

    2. Y la vio Siquem hijo de Hamor, el heveo, príncipe de aquella tierra; la tomó, se acostó con ella y la deshonró.

    3. Pero su alma se apegó a Dina, la hija de Lea; se enamoró de la joven y habló a su corazón.

    4. Entonces dijo Siquem a Hamor, su padre: —Tómame por mujer a esta joven.

    5. Se enteró Jacob de que Siquem había deshonrado a Dina, su hija. Sus hijos estaban con su ganado en el campo, y calló Jacob hasta que ellos regresaran.

    6. Mientras tanto, Hamor, el padre de Siquem, se dirigió a Jacob para hablar con él.

    7. Los hijos de Jacob regresaron del campo cuando lo supieron; se entristecieron los hombres y se enojaron mucho, porque se había cometido una ofensa contra Israel al acostarse con la hija de Jacob, lo que no se debía haber hecho.

    8. Hamor habló con ellos, y les dijo: —El alma de mi hijo Siquem se ha apegado a vuestra hija; os ruego que se la deis por mujer.

    9. Emparentad con nosotros, dadnos vuestras hijas y tomad vosotros las nuestras.

    10. Habitad con nosotros, porque la tierra estará delante de vosotros; morad y negociad en ella, y tomad en ella posesión.

    11. Siquem dijo también al padre y a los hermanos de Dina: —Halle yo gracia en vuestros ojos y os daré lo que me pidáis.

    12. Aumentad a mi cargo mucha dote y regalos, que yo os daré cuanto me pidáis; pero dadme la joven por mujer.

    13. Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a Hamor, su padre, con palabras engañosas, por cuanto había deshonrado a Dina, hermana de ellos.

    14. Les dijeron: —No podemos hacer esto de dar nuestra hermana a hombre incircunciso, porque entre nosotros es abominación.

    15. Pero con esta condición os complaceremos: que os hagáis como nosotros, y se circuncide entre vosotros todo varón.

    16. Entonces os daremos nuestras hijas, y tomaremos nosotros las vuestras; habitaremos con vosotros y seremos un pueblo.

    17. Pero si no nos prestáis oído en lo de circuncidaros, tomaremos nuestra hija y nos iremos.

    18. Parecieron bien sus palabras a Hamor y a Siquem hijo de Hamor.

    19. Y no tardó el joven en hacer aquello, porque la hija de Jacob le había agradado. Él mismo era el más distinguido en toda la casa de su padre.

    20. Entonces Hamor y su hijo Siquem fueron a la puerta de su ciudad y hablaron a los hombres del lugar, diciéndoles:

    21. —Estos hombres son pacíficos con nosotros; que habiten, pues, en el país y comercien en él, porque la tierra es bastante ancha para ellos; nosotros tomaremos sus hijas por mujeres y les daremos las nuestras.

    22. Pero solo con esta condición consentirán estos hombres en habitar con nosotros para que seamos un pueblo: que se circuncide todo varón entre nosotros, como ellos son circuncidados.

    23. Su ganado, sus bienes y todas sus bestias serán nuestros; solamente convengamos con ellos, y habitarán con nosotros.

    24. Obedecieron a Hamor y a su hijo Siquem todos los que salían por la puerta de la ciudad, y circuncidaron a todo varón, a cuantos salían por la puerta de su ciudad.

    25. Pero sucedió que al tercer día, cuando ellos sentían el mayor dolor, dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, fueron contra la ciudad, que estaba desprevenida, y mataron a todo varón.

    26. A filo de espada mataron a Hamor y a su hijo Siquem, y tomando a Dina de casa de Siquem, se fueron.

    27. Los hijos de Jacob pasaron sobre los muertos y saquearon la ciudad, por cuanto habían deshonrado a su hermana.

    28. Tomaron sus ovejas, vacas y asnos, lo que había en la ciudad y en el campo,

    29. y todos sus bienes; llevaron cautivos a todos sus niños y sus mujeres, y robaron todo lo que había en las casas.

    30. Entonces dijo Jacob a Simeón y a Leví: —Me habéis puesto en un grave aprieto al hacerme odioso a los habitantes de esta tierra, el cananeo y el ferezeo. Como tengo pocos hombres, se juntarán contra mí, me atacarán, y me destruirán a mí y a mi casa.

    31. Pero ellos respondieron: —¿Acaso tenía él que tratar a nuestra hermana como a una ramera?