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lunes, agosto 19, 2024
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    Isaías 38 - Biblia del Siglo de Oro

    Enfermedad de Ezequías

    1. En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y el profeta Isaías hijo de Amoz, vino a él y le dijo: «Esto dice Jehová: “Ordena los asuntos de tu casa, porque vas a morir. Ya no vivirás”».

    2. Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared e hizo oración a Jehová,

    3. y dijo: «Jehová, te ruego que recuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos». Y lloró Ezequías con gran llanto.

    4. Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo:

    5. «Ve y dile a Ezequías: “Jehová, Dios de tu padre David, dice así: ‘He oído tu oración y he visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años.

    6. Te libraré, a ti y a esta ciudad, de manos del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé.

    7. Esto te será por señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho:

    8. He aquí, yo haré regresar la sombra diez grados más de los grados que ya ha descendido en el reloj de Acaz’ ”». Y volvió el sol diez grados atrás, sobre los cuales ya había descendido.

    9. Escrito de Ezequías, rey de Judá, de cuando enfermó y sanó de su enfermedad:

    10. «Yo dije: “En la mitad de mis días me iré a las puertas del seol; privado soy del resto de mis años”.

    11. Y dije: “No veré a Jah, a Jah en la tierra de los vivientes; ya no veré más a los hombres entre los moradores del mundo.

    12. Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como una tienda de pastor. Como un tejedor yo devanaba mi vida; pero él la va a cortar del telar. ¡Tú me consumirás entre el día y la noche!”.

    13. Yo clamo hasta la mañana; él, como un león, muele todos mis huesos: de la noche a la mañana terminarás conmigo.

    14. Como la grulla y como la golondrina me estoy quejando; gimo como la paloma y alzo hacia lo alto mis ojos. Jehová, violencia padezco, ¡fortaléceme!

    15. ¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo hará. Andaré humillado todos mis años, a causa de la amargura de mi alma.

    16. Señor, por estas cosas los hombres viven y en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás y harás que viva.

    17. He aquí gran amargura me sobrevino en la paz, pero a ti te agradó librar mi vida del hoyo de corrupción, porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.

    18. Pues el seol no te exaltará ni te alabará la Muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán en tu verdad.

    19. El que vive, el que vive, este te dará alabanza, como yo hoy. El padre hará notoria tu verdad a los hijos.

    20. ¡Jehová me salva! Por eso tocaremos nuestros instrumentos y cantaremos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida».

    21. Y había dicho Isaías: —Tomen una masa de higos y pónganla en la llaga, y sanará.

    22. Había asimismo dicho Ezequías: —¿Qué señal tendré de que subiré a la casa de Jehová?