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jueves, julio 18, 2024
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    Mateo 21 - Biblia del Siglo de Oro

    La entrada triunfal en Jerusalén

    1. Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos,

    2. diciéndoles: «Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y en seguida hallaréis una asna atada y un pollino con ella. Desatadla, y traédmelos.

    3. Y si alguien os dice algo, contestadle: “El Señor los necesita, pero luego los devolverá”».

    4. Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que dijo el profeta:

    5. «Decid a la hija de Sión: tu Rey viene a ti, manso y sentado sobre un asno, sobre un pollino, hijo de animal de carga».

    6. Entonces los discípulos fueron e hicieron como Jesús les mandó.

    7. Trajeron el asna y el pollino; pusieron sobre ellos sus mantos, y él se sentó encima.

    8. La multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían en el camino.

    9. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: «¡Hosana al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas!».

    10. Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se agitó, diciendo: —¿Quién es este?

    11. Y la gente decía: —Este es Jesús, el profeta, el de Nazaret de Galilea.

    Purificación del templo

    12. Entró Jesús en el templo de Dios y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas,

    13. y les dijo: «Escrito está: “Mi casa, casa de oración será llamada”, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones».

    14. Y en el Templo se le acercaron ciegos y cojos, y los sanó.

    15. Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía y a los muchachos aclamando en el Templo y diciendo: «¡Hosana al Hijo de David!», se enojaron

    16. y le dijeron: —¿Oyes lo que estos dicen? Jesús les dijo: —Sí. ¿Nunca leísteis: »“De la boca de los niños y de los que aún maman, fundaste la fortaleza”?

    17. Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, y se quedó allí.

    Maldición de la higuera estéril

    18. Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre.

    19. Viendo una higuera cerca del camino, se acercó, pero no halló nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo: —¡Nunca jamás nazca de ti fruto! Y al instante la higuera se secó.

    20. Al ver esto los discípulos, decían asombrados: —¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?

    21. Respondiendo Jesús, les dijo: —De cierto os digo que si tenéis fe y no dudáis, no solo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte le decís: “¡Quítate y arrójate al mar!”, será hecho.

    22. Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis.

    La autoridad de Jesús

    23. Cuando llegó al Templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le preguntaron: —¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te dio esta autoridad?

    24. Respondiendo Jesús, les dijo: —Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.

    25. El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: —Si decimos, “del cielo”, nos dirá: “¿Por qué, pues, no le creísteis?”.

    26. Y si decimos, “de los hombres”, tememos al pueblo, porque todos tienen a Juan por profeta.

    27. Respondiendo a Jesús, dijeron: —No lo sabemos. Entonces él les dijo: —Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.

    Parábola de los dos hijos

    28. »Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero le dijo: “Hijo, vete hoy a trabajar en mi viña”.

    29. Respondiendo él, dijo: “¡No quiero!”. Pero después, arrepentido, fue.

    30. Y acercándose al otro le dijo lo mismo; y respondiendo él, dijo: “Sí, señor, voy”. Pero no fue.

    31. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: —El primero. Jesús les dijo: —De cierto os digo que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios,

    32. porque vino a vosotros Juan en camino de justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y las rameras le creyeron. Pero vosotros, aunque visteis esto, no os arrepentisteis después para creerle.

    Los labradores malvados

    33. »Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores y se fue lejos.

    34. Cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para que recibieran sus frutos.

    35. Pero los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron y a otro apedrearon.

    36. Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos lo mismo.

    37. Finalmente les envió su hijo, diciendo: “Tendrán respeto a mi hijo”.

    38. Pero los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: “Este es el heredero; venid, matémoslo y apoderémonos de su heredad”.

    39. Y tomándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron.

    40. Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?

    41. Le dijeron: —A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores que le paguen el fruto a su tiempo.

    42. Jesús les preguntó: —¿Nunca leísteis en las Escrituras: »“La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos?”.

    43. »Por tanto, os digo que el reino de Dios será quitado de vosotros y será dado a gente que produzca los frutos de él.

    44. El que caiga sobre esta piedra será quebrantado, y sobre quien ella caiga será desmenuzado.

    45. Al oir sus parábolas, los principales sacerdotes y los fariseos entendieron que hablaba de ellos.

    46. Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque este lo tenía por profeta.