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miércoles, julio 17, 2024
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    Apocalipsis 7 - Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

    Los 144 mil sellados

    1. Después de esto vi cuatro ángeles, cada uno de ellos en pie sobre uno de los cuatro ángulos de la tierra. Sujetaban a los cuatro vientos de la tierra, para que dejaran de soplar sobre la tierra y el mar, y no se moviera ni una hoja de un árbol.

    2. Luego vi aparecer otro ángel por levante, por donde sale el sol. Era portador del gran sello del Dios vivo, y gritó a gran voz a los cuatro ángeles que habían recibido el poder de dañar la tierra y el mar:

    3. ¡Esperad! No hagáis daño a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que no hayamos sellado en la frente a los siervos de nuestro Dios.

    8. Seguí escuchando, y pude oir el número de los que fueron sellados: ciento cuarenta y cuatro mil, tomados de entre las doce tribus de Israel: de la tribu de Judá, doce milde la tribu de Rubén, doce milde la tribu de Gad, doce milde la tribu de Aser, doce milde la tribu de Neftalí, doce milde la trubu de Manasés, doce milde la tribu de Simeón, doce milde la tribu de Leví, doce milde la tribu de Isacar, doce milde la tribu de Zabulón, doce milde la tribu de José, doce milde la tribu de Benjamín, doce mil La gran multitud con túnicas blancas

    La multitud vestida de ropas blancas

    9. Después de esto vi una inmensa multitud procedente de toda nación, tribu, raza y lengua. Su número era incontable, y se hallaban todos delante del trono y en presencia del Cordero, vestidos de blanco y con hojas de palma en las manos.

    10. Clamaban con fuerte voz: "¡Al Dios nuestro, que se sienta en el trono, y al Cordero, debemos la salvación!"

    11. Y todos los ángeles, puestos en pie alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, se postraron sobre sus rostros delante del trono y adoraron a Dios, diciendo:

    12. "Amén, la bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza sean a nuestro Dios por toda la eternidad. ¡Amén!"

    13. Me preguntó uno de los ancianos: ¿Sabes quiénes son estos que van vestidos de blanco, y de dónde han venido?

    14. Señor, no lo sé. Pero tú sí lo sabes respondí.Me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación. Las ropas que visten son blancas, porque las han lavado y blanqueado en la sangre del Cordero.

    15. Por eso se hallan delante del trono de Dios, y están de día y de noche a su servicio, en su templo; y el que se sienta en el trono extenderá su protección sobre ellos,

    16. y nunca volverán a tener hambre ni sed, ni nunca más serán dañados por el sol ni agobiados por calor alguno.

    17. Porque el Cordero que está en medio, en el trono, los alimentará y los conducirá a manantiales de aguas de vida; y Dios enjugará hasta la última lágrima de sus ojos.