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miércoles, julio 17, 2024
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    Hechos 25 - Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

    Pablo apela a César

    1. Tres días después de haber tomado posesión de su cargo, Festo subió de Cesarea a Jerusalén.

    2. Los principales sacerdotes y los judíos de mayor prestigio acudieron para ofrecerle su versión en contra de Pablo,

    3. y para suplicarle que, como un favor, lo mandara conducir a Jerusalén. Lo que ellos pretendían era tenderle una trampa y matarlo.

    4. Pero Festo les respondió que él tenía que regresar en breve a Cesarea, donde también se encontraba Pablo.

    5. Y añadió: Todo el que esté interesado en el asunto, diríjase a Cesarea, lo mismo que yo; y si ese hombre ha cometido algún delito, allí podrá presentar la oportuna demanda contra él.

    6. Ocho o diez días después regresó Festo a Cesarea, y al día siguiente de su llegada abrió el juicio contra Pablo y ordenó que compareciera.

    7. Cuando llegó el apóstol le rodearon los judíos que habían bajado de Jerusalén, y comenzaron a presentar contra él muchas y graves acusaciones que no podían probar.

    8. Pablo, a su vez, se defendió alegando: Soy inocente. Jamás me he opuesto a las leyes judías, ni he profanado el templo, ni me he rebelado contra la autoridad y el gobierno de César.

    9. Pero Festo, deseoso de complacer a los judíos, le preguntó: ¿Quieres subir a Jerusalén para ser juzgado allí, también en mi presencia?

    10. Pablo respondió: No, porque ya he comparecido aquí, donde debo ser juzgado. Pero yo no he agraviado en nada a los judíos, y esto lo sabes tú muy bien.

    11. Porque si he hecho algo que merezca la muerte, no me niego a morir; pero si soy inocente de los cargos que estos traen contra mí, ni tú ni nadie tiene el derecho de entregarme a ellos para que me maten. Por lo tanto, ¡apelo al César!

    12. Festo conferenció entonces con el consejo, y al fin dijo: Muy bien. ¡Puesto que has apelado al César, ante el César comparecerás! Festo consulta al rey Agripa

    Pablo ante Agripa y Berenice

    13. Unos días más tarde, el rey Agripa y su hermana Berenice llegaron a Cesarea para visitar a Festo.

    14. Permanecieron allí muchos días, durante los cuales Festo discutió con el rey el caso de Pablo. Le dijo: Tengo aquí un hombre al que Félix dejó preso para que yo resolviera sobre él con arreglo a la ley.

    15. Cuando subí a Jerusalén, los principales sacerdotes y los ancianos de los judíos se me presentaron para contarme su propia versión y pedirme que lo matara.

    16. Por supuesto, yo les recordé que no es costumbre de los tribunales romanos condenar a muerte a nadie sin antes haberlo sometido a un juicio justo, y sin que el acusado haya tenido la oportunidad de defenderse frente a sus acusadores.

    17. Al llegar estos a Cesarea, convoqué juicio para el siguiente día, y ordené que trajeran a Pablo.

    18. Pero las acusaciones que presentaron contra él no eran ni remotamente las que yo suponía;

    19. sólo tenían que ver con ciertas cuestiones propias de su religión y con un tal Jesús, que murió, pero del que Pablo insiste en que está vivo.

    20. Sin saber qué juicio emitir en semejante caso, pregunté a Pablo si estaría dispuesto a responder ante mí, en Jerusalén, a los cargos que le hacen sus acusadores.

    21. Pero él prefirió apelar a la autoridad de Augusto, en vista de lo cual ordené que lo sigan custodiando hasta que me sea posible enviárselo al emperador.

    22. Agripa le dijo entonces a Festo: Me agradaría escuchar a ese hombre. ¡Pues mañana mismo podrás escucharle! Pablo ante Agripa

    23. Al otro día, el rey y Berenice se presentaron en la audiencia. Llegaron rodeados de gran pompa y acompañados de los comandantes del ejército y de los hombres más importantes de la ciudad. Festo ordenó entonces que trajeran a Pablo.

    24. Rey Agripa y todos los que aquí estáis presentes dijo Festo al entrar Pablo , este es el hombre cuya muerte inmediata demandan a voces muchos judíos, tanto en Jerusalén como aquí!

    25. Pero en mi opinión no ha hecho nada que deba ser castigado con la muerte. Sin embargo, como ha apelado a Augusto, a mí no me queda más remedio que enviárselo a él.

    26. Ahora bien, si no hay ninguna acusación que pueda sostenerse en contra de este preso, ¿qué puedo decirle a mi señor? Por eso lo he traído ante vosotros, y especialmente ante ti, rey Agripa, para que le interrogues y yo tenga algo que escribir.

    27. Pues no me parece razonable enviarle un preso al emperador sin poder informarle debidamente de los cargos que se le hacen.