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jueves, julio 18, 2024
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    Mateo 17 - Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

    La transfiguración

    1. Seis días después, Jesús se fue aparte, a un monte alto, en compañía de Pedro, Jacobo y su hermano Juan.

    2. Allí se transfiguró delante de ellos: su rostro brillaba como el sol, y sus ropas se volvieron blancas como la luz.

    3. Y aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con él.

    4. Pedro, atónito, balbuceaba: Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! Si quieres, podemos hacer aquí tres enramadas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

    5. Pero mientras estaba hablando, una nube resplandeciente los cubrió, y se oyó una voz desde la nube: Este es mi Hijo amado, y en él me complazco. Obedecedle.

    6. Los discípulos, llenos de temor, se postraron rostro en tierra;

    7. pero Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: Levantaos y no tengáis miedo.

    8. Ellos alzaron entonces la mirada, pero ya no vieron sino tan sólo a Jesús.

    9. Luego, mientras bajaban del monte, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre se levantase de entre los muertos.

    10. A su vez, los discípulos le preguntaron: ¿Por qué insisten los escribas en que Elías ha de venir primero?

    11. Jesús les respondió: Ciertamente Elías tiene que venir primero a restaurar todas las cosas;

    12. pero os digo que, en realidad, Elías ya vino, aunque no le reconocieron, sino que lo trataron como quisieron. Pues del mismo modo habrá de padecer el Hijo del hombre.

    13. En aquel momento comprendieron los discípulos que Jesús se estaba refiriendo a Juan el Bautista. Jesús sana a un muchacho endemoniado

    Jesús sana a un muchacho lunático

    14. Cuando llegaron adonde estaba toda la gente, un hombre corrió hacia Jesús, y poniéndose de rodillas delante de él le dijo:

    15. Señor, ten compasión de mi hijo, que es lunático y sufre muchísimo, pues con frecuencia se cae en el fuego, o en el agua.

    16. Se lo he traído a tus discípulos, pero no han podido sanarlo.

    17. Exclamó Jesús: ¡Generación incrédula y perversa!, ¿hasta cuándo habré de estar con vosotros y tendré que soportaros? ¡Traédmelo aquí!

    18. Jesús increpó al demonio, que al punto salió del muchacho, el cual quedó sanado desde aquel mismo instante.

    19. Más tarde, tomándole aparte, los discípulos preguntaron a Jesús: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsar a ese demonio?

    20. Porque tenéis poca fe les respondió Jesús . Os aseguro que, si tuvierais fe aunque solo fuera del tamaño de un grano de mostaza, podríais decirle a este monte: "¡Quítate de ahí y pásate allá!", y el monte se pasaría. Nada os sería imposible. [

    Jesús anuncia otra vez su muerte

    22. Un día, mientras aún estaban juntos en Galilea, les dijo Jesús: El Hijo del hombre será traicionado y puesto en manos de quienes

    23. lo matarán; pero al tercer día resucitará. Al oir estas palabras, los discípulos se sintieron profundamente entristecidos. El impuesto del templo

    Pago del impuesto del templo

    24. Cuando llegaron a Cafarnaum, los encargados de cobrar lel impuesto de dos dracmas para el templo le preguntaron a Pedro: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?

    25. ¡Claro que las paga! respondió Pedro. Después, apenas hubo entrado en la casa, Jesús le preguntó: Simón, dime qué piensas de esto: ¿De quiénes te parece que cobran tributos o impuestos los reyes de la tierra? ¿De sus propios súbditos o de los extranjeros?

    26. De los extranjeros respondió Pedro. Luego los propios súbditos están exentos dijo Jesús, que añadió :

    27. Sin embargo, para que ninguno se ofenda, vete al lago, echa el anzuelo y en la boca del primer pez que pesques hallarás un estatero, una moneda que bastará para pagar tus impuestos y los míos.