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    1 Tesalonicenses 4 - Biblia Castilian 2003

    La vida que agrada a Dios

    1. Por lo demás, hermanos, éste es nuestro ruego y nuestra exhortación en el Se or Jesús: que ya que aprendisteis de nosotros de qué manera debéis portaros para agradar a Dios, que os portéis as y as sigáis progresando más y más.

    2. Conocéis bien las instrucciones que os dimos de parte del Se or Jesús.

    3. Esto quiere Dios de vosotros: una vida santa; que os apartéis de la fornicación,

    4. que cada uno de vosotros aprenda a poseer a su mujer con un sentido santo y respetuoso,

    5. no por el ardor de la pasión, como los gentiles que no conocen a Dios;

    6. y que nadie, en este asunto, ofenda o enga e a su hermano. Porque el vengador de todo esto es el Se or, como ya os lo dijimos de antemano y os lo atestiguamos.

    7. Dios no nos llamó a una vida impura, sino santa.

    8. Por consiguiente, quien esto menosprecia, no menosprecia a un hombre, sino a Dios, que dispensa [también] su Esp ritu Santo entre vosotros.

    9. Acerca del amor fraterno, no necesitáis que os escribamos, pues Dios mismo os ha instruido directamente en el amor mutuo

    10. y as lo practicáis con todos los hermanos [dispersos] por toda Macedonia. Sólo nos queda exhortaros, hermanos, a que sigáis progresando más y más,

    11. a que procuréis llevar una vida tranquila, a que os dediquéis a vuestros propios asuntos y a que trabajéis con vuestras propias manos, según las instrucciones que os dimos,

    12. para que as llevéis una conducta honorable frente a los de fuera, y no tengáis necesidad de nada.

    La venida del Señor

    13. No queremos, hermanos, que ignoréis la suerte de los que ya murieron, para que no estéis tristes como están los demás, que no tienen esperanza.

    14. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera Dios, por medio de Jesús, llevará con él a los que ya murieron.

    15. Os decimos esto como palabra del Se or: nosotros, los que vivimos, los supervivientes hasta la parus a del Se or, no les llevaremos la delantera a los que ya murieron.

    16. Pues cuando se dé la orden, a la voz de un arcángel y al son de una trompeta de Dios, el mismo Se or descenderá del cielo y resucitarán en primer lugar los muertos en Cristo;

    17. después nosotros, los que vivimos, los supervivientes, seremos arrebatados juntamente con ellos entre nubes, por el aire, al encuentro del Se or. Y as estaremos siempre con el Se or.

    18. Consolaos, pues, unos a otros con estas palabras.