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    2 Pedro 3 - Biblia Castilian 2003

    El día del Señor vendrá

    1. Ésta es ya, queridos hermanos, la segunda carta que os escribo. Y en ambas procuro excitar en vosotros, con el recuerdo, una sincera inteligencia.

    2. Recordad las palabras predichas por los santos profetas y el precepto del Se or y Salvador transmitido por vuestros apóstoles.

    3. Ante todo, sabed que en los últimos d as vendrán hombres sarcásticos, que caminarán según sus propios deseos

    4. y que dirán en son de burla: "¿Dónde está la promesa de su parus a? Desde que murieron los padres, todo sigue como desde el principio de la creación".

    5. Al afirmar esto, ignoran deliberadamente que en otro tiempo hubo cielo y hubo tierra salida del agua que, en virtud de la palabra de Dios, tomó consistencia en medio del agua.

    6. Por ello, el mundo de entonces pereció en el diluvio.

    7. Pero el cielo y la tierra de ahora están guardados por la misma palabra, reservados para el fuego en el d a del juicio y de la destrucción de los imp os.

    8. Una cosa no debe quedaros oculta, queridos hermanos: que un d a es ante el Se or como mil a os y mil a os como un d a.

    9. No demora el Se or la promesa, como algunos piensan; sino que es paciente con vosotros, pues no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan.

    10. Pero el d a del Se or vendrá como un ladrón. En él desaparecerán los cielos con formidable estruendo, los elementos se disolverán abrasados por el fuego y quedará al descubierto la tierra con todas las obras que hay en ella.

    11. Si todas las cosas se han de disolver as, ¡cómo no deberéis andar vosotros en santo comportamiento y piedad,

    12. aguardando y apresurando la parus a del d a de Dios, en el que los cielos se disolverán incendiados y los elementos se fundirán abrasados por el fuego!

    13. Pero esperamos, según su promesa, nuevos cielos y nueva tierra, en los que habita la justicia.

    14. Por eso, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que él os halle en paz, sin mancha e irreprensibles.

    15. Considerad que esta paciente espera de nuestro Se or es salvación, como os escrib a nuestro amado hermano Pablo, según la sabidur a que le fue dada.

    16. De esto hablaba en todas sus cartas. Hay en ellas cosas dif ciles de entender, que los indoctos y vacilantes interpretan torcidamente, como lo hacen con las otras escrituras, para su propia perdición.

    17. Vosotros, pues, queridos hermanos, que lo sabéis de antemano, guardaos; no sea que, arrastrados por el error de hombres sin ley, caigáis de vuestra propia firmeza.

    18. Creced en gracia y conocimiento de nuestro Se or y Salvador Jesucristo. A él la gloria ahora y para el d a de la eternidad. [Amén.]