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    2 Reyes 7 - Biblia Castilian 2003

    1. Dijo entonces Eliseo: "O d la palabra de Yahveh: as habla Yahveh: ma ana a estas horas el seá de flor de harina se conseguirá por un siclo, y dos seás de cebada por un siclo, en la puerta de Samar a".

    2. Pero el oficial, sobre cuyo brazo se apoyaba el rey, contestó al varón de Dios: "Aunque Yahveh hiciera ventanas en el cielo, ¿podr a suceder tal cosa?". Respondió Eliseo: "Con tus propios ojos lo verás, pero no lo comerás".

    3. A la entrada de la puerta hab a cuatro leprosos que se dec an unos a otros: "¿Para qué estamos sentados aqu esperando la muerte?

    4. Si nos decidimos a entrar en la ciudad, nos moriremos all, por el hambre que hay en ella; pero si nos quedamos aqu, moriremos también. Vamos a pasarnos ahora mismo al campamento de los arameos. Si nos dejan con vida, viviremos, y si nos matan, moriremos".

    5. A eso del anochecer se dispusieron a entrar en el campamento de los arameos y cuando llegaron al extremo del campamento vieron que no hab a all nadie.

    6. El Se or hab a hecho que en el campamento de los arameos se oyera un gran estruendo de carros, de caballos y de poderoso ejército, y se dijeron unos a otros: "El rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los hititas y de los egipcios y vienen a atacarnos".

    7. Y al atardecer se levantaron y se dieron a la fuga abandonando sus tiendas, sus caballos y asnos, y el campamento tal como estaba; pues hab an huido para salvar sus vidas.

    8. Llegaron, pues, aquellos leprosos hasta el extremo del campamento y entraron en una tienda; comieron y bebieron y se llevaron consigo plata, oro y vestidos. Después fueron a esconderlo. Volvieron a otra tienda y se llevaron de all lo que hab a y fueron a esconderlo.

    9. Pero se dijeron: "No está bien lo que estamos haciendo. Hoy es d a de albricias. Si nos estamos callados y esperamos hasta el amanecer, incurriremos en culpa. Vayamos, pues, ahora mismo a anunciarlo al palacio real".

    10. Llegaron, pues, empezaron a gritar a los centinelas de la ciudad y les dieron la noticia: "Hemos ido al campamento de los arameos y all no hay nadie ni se oye voz humana; sólo los caballos y los asnos atados, y las tiendas intactas".

    11. Los centinelas dieron voces y transmitieron la noticia a los que estaban dentro del palacio real.

    12. El rey se levantó de noche y dijo a sus servidores: "Os voy a explicar lo que nos han hecho los arameos: como saben que estamos hambrientos, se han salido del campamento y se han escondido en el campo, diciendo: "Cuando salgan de la ciudad, los prenderemos vivos y entraremos luego en la ciudad"".

    13. Respondió uno de sus servidores: "Tómense cinco caballos de los que quedan en la ciudad, pues ellos, lo mismo que toda la muchedumbre de Israel, están pereciendo, enviémoslos y ya veremos".

    14. Tomaron, pues, dos carros con sus caballos, y el rey los envió tras el ejército de los arameos, diciendo: "Id a ver".

    15. Fueron, pues, tras ellos hasta el Jordán, y vieron que todo el camino estaba lleno de vestidos y enseres que en su precipitación hab an tirado los arameos. Los mensajeros se volvieron y se lo hicieron saber al rey.

    16. Salió entonces el pueblo y saqueó el campamento de los arameos. El seá de flor de harina se llegó a vender por un siclo, y los dos seás de cebada por un siclo, conforme al oráculo de Yahveh.

    17. El rey hab a encargado la vigilancia de la puerta a aquel oficial sobre cuyo brazo sol a apoyarse; el pueblo lo atropelló junto a la puerta y murió, como hab a predicho el varón de Dios cuando el rey bajó hacia él.

    18. Ocurrió, pues, como hab a dicho el varón de Dios al rey: "Los dos seás de cebada se venderán por un siclo, y un seá de flor de harina por un siclo, ma ana a estas horas, en la puerta de Samar a".

    19. El oficial hab a respondido al varón de Dios: "Aunque Yahveh hiciera ventanas en el cielo, ¿podr a suceder tal cosa?". Pero Eliseo le hab a replicado: "Con tus propios ojos lo verás, pero no lo comerás".

    20. Y as le sucedió, pues el pueblo lo atropelló junto a la puerta, y murió.