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viernes, agosto 16, 2024
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    2 Tesalonicenses 2 - Biblia Castilian 2003

    Manifestación del hombre de pecado

    1. Y ahora, hermanos, a propósito de la parus a de nuestro Se or Jesucristo y de nuestra reunión con él, os hacemos un ruego:

    2. no os alborotéis tan fácilmente, perdiendo el buen sentido, ni os alarméis con motivo de ciertas inspiraciones o afirmaciones o por alguna carta que se nos atribuya sobre la inminencia del d a del Se or.

    3. Que nadie os enga e en modo alguno. Porque si primero no viene la apostas a y aparece el hombre imp o, el hijo de la perdición,

    4. el que se rebela y se alza contra todo lo que lleva nombre de Dios o es objeto de culto, y llegará incluso a sentarse en el templo de Dios y a proclamarse Dios...

    5. ¿No os acordáis que os hablaba de estas cosas cuando estaba todav a entre vosotros?

    6. Ahora ya sabéis lo que le retiene hasta que aparezca en su momento.

    7. Porque el misterio de la impiedad está ya en acción. Apenas desaparezca el que hasta ahora le está reteniendo

    8. aparecerá el imp o, a quien el Se or [Jesús] destruirá con un soplo de su boca y lo aniquilará con la manifestación de su parus a.

    9. Aquél tendrá también su parus a, por la acción poderosa de Satanás, bajo la forma de toda clase de poder, de signos y de prodigios falsos

    10. y de toda especie de maldades, que seducirán a los que están en v as de perdición, por no haber acogido el amor de la verdad que los habr a salvado.

    11. Y por eso Dios les manda una poderosa fuerza seductora que los lleva a creer en la mentira,

    12. de suerte que acaben condenados todos los que no creyeron en la verdad, sino que se complacieron en la iniquidad.

    Escogidos para salvación

    13. Nosotros, en cambio, debemos dar constantemente gracias a Dios por vosotros, hermanos amados por el Se or, porque Dios os ha escogido como primicias para la salvación por la santificación del Esp ritu y por la fe en la verdad.

    14. Para esto os llamó por medio de nuestro evangelio, para que logréis la gloria de nuestro Se or Jesucristo.

    15. As, pues, hermanos, manteneos firmes y guardad las tradiciones que os hemos ense ado de palabra o por carta.

    16. Y el propio Se or nuestro Jesucristo, y Dios, nuestro Padre, que nos amó y nos dio, en su gracia, una consolación eterna y una maravillosa esperanza, consuele vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena.

    17.