Daniel 6 - Biblia Castilian 2003Daniel en el foso de los leones1. Le sucedió en el trono Dar o el medo, cuando ten a ya sesenta y dos a os de edad. 2. Resolvió Dar o establecer en el reino ciento veinte sátrapas que estuvieran distribuidos por todo el reino. 3. Sobre ellos hab a tres inspectores - uno de los cuales era Daniel -, a quienes los sátrapas deb an rendir cuentas para evitar que el rey sufriera menoscabo. 4. Pues bien, como Daniel sobresal a entre los inspectores y los sátrapas, porque pose a un esp ritu extraordinario, el rey pensó ponerlo al frente de todo el reino. 5. Los inspectores y los sátrapas buscaron algún asunto de que poder acusar a Daniel en lo relativo a la administración del reino, pero no pudieron encontrar motivos ni faltas, porque era fiel, y por eso no hallaron negligencia alguna ni falta que reprocharle. 6. Dijéronse entonces aquellos hombres: "No encontraremos nada de que acusar a este Daniel, salvo en cuestiones religiosas". 7. As, pues, aquellos inspectores y sátrapas fueron precipitadamente al rey y le dijeron: "¡Viva el rey Dar o eternamente! 8. Todos los inspectores del reino, los prefectos, los sátrapas, los consejeros y los gobernadores aconsejan que se promulgue un edicto real, por el cual se ponga en vigor esta prohibición: "Quien, por espacio de treinta d as, haga una oración a quienquiera que sea, Dios u hombre, fuera de a ti, ¡oh rey!, sea arrojado al foso de los leones". 9. Promulga, ¡oh rey!, el edicto y firma el documento, para que, según la ley irrevocable de los medos y de los persas, no sea modificado". 10. As, pues, el rey Dar o firmó el documento con la prohibición. 11. Cuando supo Daniel que el documento hab a sido firmado, entró en su casa. Las ventanas de su aposento superior estaban abiertas en dirección a Jerusalén; y tres veces al d a, puesto de rodillas, oraba y alababa a su Dios, como ten a por costumbre hacer. 12. Entonces aquellos hombres irrumpieron de improviso y hallaron a Daniel orando y suplicando a su Dios. 13. Fueron de inmediato al palacio del rey y le recordaron el edicto real: "¿No has firmado un edicto, según el cual, quien, por el espacio de treinta d as, hiciera alguna oración a quienquiera que sea, Dios u hombre, fuera de a ti, ¡oh rey!, ser a arrojado al foso de los leones?". 14. Respondió el monarca: "Eso es lo decidido, según la ley de los medos y de los persas, que es irrevocable". Entonces ellos contestaron al rey en estos términos: "Daniel, uno de los deportados de Judá, no hizo caso de ti, ¡oh rey!, ni de la prohibición que promulgaste, porque tres veces al d a hace su oración". 15. Al o r el rey estas palabras, recibió un gran disgusto y trató de salvar a Daniel. Hasta la puesta del sol estuvo tratando de librarlo. 16. Pero aquellos hombres urgieron al rey y le dijeron: "Recuerda, rey, que, según la ley de los medos y de los persas, toda prohibición o edicto promulgado por el rey es irrevocable". 17. Ordenó entonces el rey que trajeran a Daniel y lo arrojaran al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: "Tu Dios, a quien sirves con perseverancia, te salvará". 18. Trajeron después una piedra y la pusieron a la entrada del foso. El rey la selló con su anillo y con el anillo de sus magnates para que no se cambiara lo establecido con respecto a Daniel. 19. Después el rey se fue a su palacio y pasó la noche sin probar alimento. No quiso que le prepararan distracciones ni pudo conciliar el sue o. 20. Al amanecer, cuando clareaba el d a, se levantó y fue a toda prisa al foso de los leones. 21. Y, acercándose al foso, gritó a Daniel con voz angustiada: "Daniel, siervo del Dios vivo, ¿ha podido librarte de los leones tu Dios, a quien sirves con perseverancia?". 22. Daniel contestó al rey: "¡Viva el rey eternamente! 23. Mi Dios envió a su ángel y éste cerró la boca de los leones, que no me han hecho da o alguno, porque he sido hallado inocente ante él. Ni tampoco ante ti, ¡oh rey!, he cometido falta". 24. El rey se sintió invadido de una gran alegr a por lo sucedido y mandó que sacaran a Daniel del foso. Cuando lo sacaron, no se le encontró lesión alguna, porque hab a confiado en su Dios. 25. El rey mandó que trajeran a aquellos hombres que hab an denunciado a Daniel y que los arrojaran al foso de los leones, a ellos, a sus hijos y a sus mujeres. Aún no hab an llegado al fondo del foso, cuando ya se hab an lanzado sobre ellos los leones y los hab an despedazado. 26. Después el rey Dar o escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: "¡Que vuestra paz sea grande! 27. Por m mismo promulgo este decreto: en todos los dominios de mi reino teman todos y tiemblen ante el Dios de Daniel, porque él es el Dios vivo que subsiste eternamente; su reino no será destruido, y su imperio durará hasta el fin. 28. Él libra y salva y obra se ales y prodigios en el cielo y en la tierra. Él es quien libró a Daniel de las garras de los leones". |