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    Éxodo 8 - Biblia Castilian 2003

    La plaga de ranas

    1. Dijo Yahveh a Moisés: "Di a Aarón: "Extiende tu mano con el cayado sobre los r os, sobre los canales y charcas, y haz que suban ranas sobre la tierra de Egipto"".

    2. Extendió Aarón su mano sobre las aguas de Egipto y subieron ranas, que cubrieron el pa s de Egipto.

    3. Pero los magos lograron otro tanto con sus encantamientos e hicieron subir ranas sobre la tierra de Egipto.

    4. El Faraón llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: "Pedid a Yahveh que aleje las ranas de mi y de mi pueblo y dejaré ir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahveh".

    5. Respondió Moisés al Faraón: "D gnate decirme cuándo he de rogar por ti, por tus servidores y por tu pueblo, para que se alejen las ranas de ti y de tus casas, y no queden más que en el r o".

    6. "Ma ana" - contestó el Faraón -. Respondió Moisés: "Sea como dices; para que sepas que no hay otro como Yahveh, nuestro Dios,

    7. las ranas se alejarán de ti, de tus casas, de tus servidores y de tu pueblo y sólo quedarán en el Nilo".

    8. Moisés y Aarón salieron del palacio del Faraón y Moisés invocó a Yahveh para que alejara las ranas que hab a enviado contra el Faraón.

    9. Escuchó Yahveh la petición de Moisés, y murieron las ranas en las casas, en las granjas y en los campos;

    10. las juntaron en numerosos montones, por lo que la tierra quedó apestada.

    11. Viéndose el Faraón aliviado, endureció su corazón y no los escuchó, tal y como Yahveh hab a predicho.

    12. Dijo Yahveh a Moisés: "Di a Aarón: "Extiende tu cayado y golpea el polvo de la tierra, que se convertirá en mosquitos en todo el pa s de Egipto"".

    13. Hiciéronlo as. Aarón extendió su mano con el cayado y golpeó el polvo de la tierra; y hubo mosquitos sobre hombres y animales. Todo el polvo de la tierra se convirtió en mosquitos por todo el territorio de Egipto.

    14. También los magos intentaron producir mosquitos con sus encantamientos, pero no pudieron. Hombres y animales fueron presa de los mosquitos.

    15. Dijeron los magos al Faraón: "El dedo de Dios está aqu ". Pero el corazón del Faraón se endureció y, como lo hab a predicho Yahveh, no los escuchó.

    La plaga de piojos

    16. Dijo Yahveh a Moisés: "Levántate de madrugada, preséntate al Faraón cuando salga para ir al r o y dile: "As habla Yahveh: deja marchar a mi pueblo para que me rinda culto;

    17. porque, si no dejas salir a mi pueblo, enviaré tábanos contra ti, contra tus servidores, contra tu pueblo y contra tus casas; y se llenarán de tábanos las casas de los egipcios y hasta el territorio sobre el que viven.

    18. Pero ese d a exceptuaré la tierra de Gosen, donde habita mi pueblo, para que no haya all tábanos, a fin de que sepas que yo, Yahveh, estoy en medio de la tierra.

    19. Yo estableceré una distinción entre mi pueblo y el tuyo. Ma ana se realizará esta se al"".

    La plaga de moscas

    20. Yahveh lo hizo as, y un pesado enjambre de tábanos penetró en la casa del Faraón, en la de sus servidores y en todo el pa s de Egipto, y la tierra fue asolada por los tábanos.

    21. El Faraón llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: "Id a ofrecer sacrificios a vuestro Dios dentro de las fronteras de mi territorio".

    22. Respondió Moisés: "No puede ser as, porque lo que nosotros sacrificamos a Yahveh, nuestro Dios, es abominación para los egipcios. Si ofreciéramos en presencia de los egipcios sacrificios que ellos mismos abominan, ¿no nos apedrear an?

    23. Haremos tres d as de camino por el desierto y ofreceremos sacrificios a Yahveh, nuestro Dios, de acuerdo con sus instrucciones".

    24. Respondió el Faraón: "Os dejaré partir y podréis ofrecer sacrificios a Yahveh, vuestro Dios, en el desierto, a condición de que no os alejéis demasiado. Rogad por m ".

    25. Contestó Moisés: "Tan pronto salga de tu presencia rogaré a Yahveh, y ma ana mismo los tábanos se alejarán del Faraón, de sus servidores y de su pueblo, con tal de que el Faraón no vuelva a burlarse, negándose a dejar salir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahveh".

    26. Salió Moisés de casa del Faraón e imploró a Yahveh.

    27. Yahveh escuchó la súplica de Moisés: los tábanos se alejaron del Faraón, de sus servidores y de su pueblo, sin quedar ni uno.

    28. Pero también esta vez endureció el Faraón su corazón y no dejó salir al pueblo.

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