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domingo, agosto 18, 2024
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    Isaías 47 - Biblia Castilian 2003

    Juicio sobre Babilonia

    1. Baja, siéntate en el polvo, virgen, hija de Babel; siéntate en el suelo, sin trono, hija de los caldeos; que ya no te llamarán la mimada, la delicada.

    2. Toma el molino y muele la harina, qu tate el velo, levanta la falda, descubre el muslo, atraviesa los r os.

    3. Se descubrirá tu desnudez, hasta se verán tus vergüenzas. Tomaré venganza y a nadie voy a perdonar,

    4. dice nuestro redentor, cuyo nombre es Yahveh Sebaot, el Santo de Israel.

    5. Siéntate en silencio y entra en la oscuridad hija de los caldeos, que ya no te llamarán soberana de reinos.

    6. Me enojé contra mi pueblo, profané mi heredad y los entregué en tus manos. Pero tú no te compadeciste de ellos. Sobre el anciano hiciste pesar tu yugo en demas a.

    7. Dijiste: "Siempre seré soberana, por siempre jamás". No consideraste estas cosas, no recordaste su desenlace.

    8. Ahora, escucha esto, voluptuosa, que te sientes tranquila en tu morada y dices en tu corazón: "Yo, y nadie más; no me quedaré viuda, no conoceré la orfandad".

    9. Te sobrevendrán las dos cosas de repente, en un solo d a; orfandad y viudez en toda su plenitud vendrán sobre ti, a pesar de la multitud de tus hechicer as, a pesar de la potencia de tus muchos maleficios.

    10. Confiabas en tu maldad y dec as: "Nadie me ve". Tu sabidur a y tu ciencia te han descarriado; pues dec as en tu corazón: "Yo, y nadie más".

    11. Pero te vendrá una desgracia que no sabrás conjurar; te caerá una calamidad que no podrás alejar. Te vendrá de repente un desastre que no te imaginas.

    12. Quédate, pues, con tus maleficios, con la multitud de tus hechicer as, por los que te fatigaste desde tu juventud. ¡Quizá puedan ayudarte! ¡Quizá hagas temblar!

    13. Te consumiste con tantas consultas. Que se presenten, pues, y te salven los que adoran los cielos, los que observan las estrellas, los que pronostican cada mes las cosas que te van a ocurrir.

    14. Mira: son como estopa, el fuego los consume; no salvarán su vida del poder de la llama. No son brasas para calentarse, lumbre ante la cual sentarse.

    15. As son para ti tus traficantes, por quienes te fatigaste desde tu juventud; cada uno yerra por su lado, no hay quien te salve.