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sábado, agosto 17, 2024
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    Job 30 - Biblia Castilian 2003

    Job lamenta su desdicha actual

    1. Y ahora se r en de m los que tienen menos a os que yo, a cuyos padres yo consideraba indignos de figurar al frente de los perros de mi grey.

    2. Mas ¿de qué me servir a la fuerza de sus manos? Su vigor se ha disipado por completo,

    3. extenuados por el hambre y la miseria. Ro an las ra ces de la estepa, las zarzas de la tierra desolada y árida.

    4. Arrancaban el armuelle entre la maleza, se alimentaban de ra ces de retama.

    5. Proscritos de entre los hombres, se les persigue a gritos como a un ladrón.

    6. Habitaban al borde de los torrentes, en cuevas excavadas o entre rocas.

    7. Gritaban entre los matorrales, se apretujaban bajo los espinos.

    8. Desecho de un pueblo, raza sin nombre, fueron arrojados del pa s.

    9. Y ahora soy tema de sus cantilenas, les sirvo de motivo de sus comidillas

    10. Se alejan de m con espanto, no se retraen de escupirme a la cara.

    11. Porque él aflojó mi arco y me derribó, no tienen ellos freno ante m.

    12. A mi derecha se alza la plebe, me prepara el camino de la ruina.

    13. Destruyen mi sendero para perderme, avanzan sin que nadie los detenga.

    14. Irrumpen como por amplia brecha, se filtran por entre los escombros.

    15. Terrores arremeten contra m, mi dignidad se va en alas del viento, como una nube mi salvación se desvanece.

    16. Y ahora se me escapa la vida, me atormentan jornadas de aflicción.

    17. De noche siento los huesos taladrados, no descansan las llagas que me devoran.

    18. Me agarra con fuerza por la ropa, me oprime como el cuello de mi túnica.

    19. Me ha lanzado al fango, y parezco polvo y ceniza.

    20. Clamo a ti, y tú no me respondes; a ti me presento, y no prestas atención.

    21. Te has hecho cruel para conmigo, me persigues con el poder de tu mano;

    22. me haces cabalgar sobre el viento, me zarandeas en la tempestad.

    23. Ya sé que me llevas a la muerte, al lugar de cita de todos los vivientes.

    24. Pero ¿no tend yo la mano al pobre, cuando en su infortunio imploraba mi ayuda?

    25. ¿No lloré yo con el atribulado? ¿No se compadeció mi alma del indigente?

    26. Yo esperaba la dicha y vino la desgracia, aguardaba la luz y llegó la oscuridad.

    27. Las entra as me hierven sin descanso, me han alcanzado d as de aflicción.

    28. Yo camino sombr o, sin hallar consuelo, me alzo en la asamblea sólo por gritar.

    29. A los chacales tengo por hermanos, a los avestruces por compa eros.

    30. La piel se me ha renegrido, los huesos me arden de fiebre.

    31. Mi c tara acompa a lamentos; mi flauta, la voz de pla ideros.