32.5 C
Miami
miércoles, julio 17, 2024
Más


    Juan 20 - Biblia Castilian 2003

    La resurrección

    1. El primer d a de la semana, muy de ma ana, cuando todav a estaba oscuro, Mar a Magdalena va al sepulcro y ve quitada de él la losa.

    2. Echa entonces a correr y va a donde estaban Simón Pedro y el otro disc pulo a quien amaba Jesús, y les dice: "Se han llevado del sepulcro al Se or y no sabemos dónde lo han colocado".

    3. Salió, pues, Pedro y el otro disc pulo y se dirigieron al sepulcro.

    4. Corr an los dos juntos; pero el otro disc pulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó el primero al sepulcro.

    5. Se inclinó para mirar y vio los lienzos en el suelo; pero no entró.

    6. Luego llega también Simón Pedro, que lo ven a siguiendo, y entró en el sepulcro. Ve los lienzos por el suelo,

    7. mientras que el sudario que hab a envuelto la cabeza de Jesús no estaba por el suelo con los lienzos, sino aparte, doblado, en otro sitio.

    8. Entonces entró también el otro disc pulo, el que hab a llegado el primero al sepulcro, vio y creyó.

    9. Pues todav a no hab an entendido la Escritura: que él ten a que resucitar de entre los muertos.

    10. Los disc pulos, entonces, regresaron a su casa.

    Jesús se aparece a María Magdalena

    11. Mar a se hab a quedado fuera, llorando, junto al sepulcro. Sin dejar de llorar, se inclinó para mirar dentro del sepulcro

    12. y ve dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde hab a estado el cuerpo de Jesús, uno en el lugar de la cabeza y otro en el de los pies.

    13. Le dicen ellos: "Mujer, ¿por qué lloras?". Ella les responde: "Porque se han llevado a mi Se or y no sé dónde lo han colocado".

    14. Al decir esto, se volvió hacia atrás y ve a Jesús, que estaba de pie, pero ella no se daba cuenta de que era Jesús.

    15. D cele Jesús: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, creyendo que era el hortelano, le dice: "Se or, si tú te lo llevaste, dime dónde lo pusiste, y yo lo recogeré".

    16. D cele Jesús: "¡Mar a!". Ella se vuelve y le dice en hebreo: "¡Rabbun ! " (que significa "Maestro").

    17. Jesús le responde: "Suéltame, pues todav a no he subido al Padre, vete a mis hermanos y diles: "Voy a subir a mi Padre y vuestro Padre; a mi Dios y vuestro Dios"".

    18. Mar a Magdalena va entonces a anunciar a los disc pulos: "¡He visto al Se or!", y que le hab a dicho estas cosas.

    Jesús se aparece a los discípulos

    19. Cuando llegó la noche de aquel mismo d a, el primero de la semana, y estando bien cerradas, por miedo de los jud os, las puertas del lugar donde se encontraban los disc pulos, llegó Jesús, se pone delante y les dice: "Paz a vosotros".

    20. Y dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los disc pulos se llenaron de alegr a al ver al Se or.

    21. Entonces les dijo [Jesús] por segunda vez: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, as también os env o yo".

    22. Y dicho esto, sopló y les dijo: "Recibid el Esp ritu Santo.

    23. A quienes perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; a quienes se los retengáis, les quedarán retenidos".

    Incredulidad de Tomás

    24. Pero Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús.

    25. Los otros disc pulos le dec an: "Hemos visto al Se or". Pero él les respondió: "Si no veo en sus manos la se al de los clavos, y no meto mi dedo en el lugar de los clavos y mi mano en su costado, no lo creeré".

    26. Ocho d as después, estaban otra vez sus disc pulos dentro, y Tomás con ellos. Estando bien cerradas las puertas, llega Jesús, se pone delante y les dice: "Paz a vosotros".

    27. Luego dice a Tomás: "Trae aqu tu dedo y mira mis manos, trae tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino creyente".

    28. Tomás le respondió: "¡Se or m o y Dios m o!".

    29. D cele Jesús: "¿Porque me has visto has cre do? ¡Bienaventurados los que creen sin haber visto!".

    El propósito del libro

    30. Otras muchas se ales hizo además Jesús, en presencia de sus disc pulos, que no están escritas en este libro.

    31. Éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.