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    Jueces 19 - Biblia Castilian 2003

    El levita y su concubina

    1. Por aquel tiempo, cuando aún no hab a rey en Israel, un levita que resid a como forastero en los confines de la monta a de Efra n tomó como concubina a una mujer de Belén de Judá.

    2. Ella le fue infiel y se marchó a la casa de su padre, a Belén de Judá. All permaneció algún tiempo, cuatro meses.

    3. Luego su marido se puso en camino y se fue tras ella, para tratar de convencerla y hacerla volver. Llevaba consigo un criado y un par de asnos. Ella le hizo entrar en la casa de su padre; al verle, el padre de la joven se alegró por el encuentro.

    4. Su suegro, el padre de la joven, lo retuvo, y él se quedó all tres d as; comieron y bebieron, y all pasaron la noche.

    5. Al cuarto d a se levantaron de madrugada y él se dispuso a emprender el camino. Pero el padre de la joven dijo a su yerno: "Reconfórtate con un bocado de pan y después os iréis".

    6. Sentáronse, pues, y comieron y bebieron los dos juntos. Luego el padre de la joven dijo al hombre: "Consiente, por favor, en pasar aqu la noche para que se alegre tu corazón".

    7. Y aunque el hombre se levantó para irse, le importunó tanto su suegro que al fin se quedó y pasó all la noche.

    8. Al quinto d a se levantó de madrugada para partir; pero el padre de la joven le dijo: "Reconforta, por favor, tu corazón". As aguardaron hasta el declinar del d a y comieron juntos.

    9. Se levantó el hombre con la concubina y el criado para emprender la marcha, pero su suegro, el padre de la joven, le dijo: "Mira que el d a declina y se viene el atardecer; pasa la noche aqu, por favor. Está para acabarse el d a; pasa la noche aqu, que se alegre tu corazón. Ma ana madrugaréis para emprender vuestro viaje y llegarás a tu tienda".

    10. Pero el hombre no quiso pasar la noche all, sino que se levantó, se fue y llegó frente a Jebús, es decir Jerusalén. Llevaba los dos asnos cargados y le acompa aban la concubina y el criado.

    11. Cuando estaban junto a Jebús, ya muy avanzado el d a, dijo el criado a su se or: "Vamos a entrar en esta ciudad de los jebuseos para pasar all la noche".

    12. Pero le replicó su se or: "No vamos a entrar en una ciudad extranjera en la que no hay israelitas. Pasaremos hasta Guibeá".

    13. Y le a adió a su criado: "Vamos a acercarnos a uno de aquellos lugares y pasaremos la noche en Guibeá o en Ramá".

    14. Pasaron de largo y continuaron el viaje. La puesta del sol les alcanzó junto a Guibeá de Benjam n.

    15. Se dirigieron all para hacer noche en Guibeá. Pero una vez dentro, tuvo que quedarse en la plaza de la ciudad, porque no hubo quien los acogiera en casa para pasar la noche.

    16. En esto, llegó un anciano que, al atardecer, ven a de sus faenas del campo; era de la monta a de Efra n y residió como forastero en Guibeá; pues las gentes del lugar eran benjaminitas.

    17. El anciano alzó los ojos y, al ver al viajero en la plaza de la ciudad, le dijo: "¿A dónde vas y de dónde vienes?".

    18. Y le respondió: "Estamos de paso. Vamos de Belén de Judá hacia los confines de la monta a de Efra n, de donde soy. He ido a Belén y ahora vuelvo a mi casa. Pero no hay quien me ofrezca la suya.

    19. Tenemos paja y forraje para nuestros asnos; y también pan y vino para m, para tu sierva y para el criado que acompa a a tu siervo; no nos falta de nada".

    20. Le dijo entonces el anciano: "¡La paz sea contigo! Corre de mi cargo todo lo que necesites; pero no pases la noche en la plaza".

    21. Lo llevó a su casa y echó pienso a los asnos. Ellos, después de lavarse los pies, comieron y bebieron.

    22. Mientras estaban reconfortando su corazón, unos hombres, hijos de Belial, rodearon la casa y, golpeando la puerta, dec an al anciano, due o de la casa: "Saca al hombre que entró en tu casa, para que lo conozcamos".

    23. Salió entonces a ellos el due o de la casa y les dijo: "Por favor, hermanos m os, no hagáis tal maldad; puesto que este hombre ha entrado a hospedarse en mi casa, no cometáis tal infamia.

    24. Ah tenéis a mi hija, que es virgen, y a su concubina; os las voy a sacar, para que abuséis de ellas y hagáis con ellas lo que mejor os parezca. Pero a este hombre no le hagáis tal infamia".

    25. Pero aquellos hombres no quisieron escucharlo. Entonces el hombre tomó a su concubina y se la sacó fuera. Ellos la conocieron y abusaron de ella toda la noche hasta la ma ana, y por fin la dejaron al despuntar la aurora.

    26. Al amanecer, vino la mujer y cayó delante de la casa del hombre donde estaba su marido; all estuvo hasta que fue de d a.

    27. Su marido se levantó de ma ana, abrió las puertas de la casa y salió para proseguir su viaje. Entonces vio que la mujer, su concubina, yac a a la puerta de la casa, con las manos sobre el umbral.

    28. Él le dijo: "¡Levántate y vamos!". Pero ella no le respond a. Entonces el hombre la puso sobre su asno y se encaminó a su lugar.

    29. Llegado a su casa, echó mano a un cuchillo y tomando a su concubina la descuartizó, miembro por miembro, en doce trozos, y los envió a todo el territorio de Israel.

    30. Y todos los que lo ve an exclamaban: "Nunca ha sucedido ni se ha visto nada semejante desde que los israelitas subieron de Egipto hasta el d a de hoy".