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    Lamentaciones 4 - Biblia Castilian 2003

    El castigo de Sion consumado

    1. ¡Ay, cómo se ha ennegrecido el oro, Álef cómo se ha alterado el oro más fino! Están esparcidas las piedras sagradas por todas las esquinas de las calles.

    2. Los hijos de Sión, los más preciados, Bet estimados como su peso en oro, ¡ay! son tenidos por vasijas de arcilla, obra de manos de alfarero.

    3. Hasta los chacales ofrecen las ubres Gu mel para dar de mamar a sus cr as; la hija de mi pueblo se ha vuelto cruel como las avestruces del desierto.

    4. La lengua del ni o de pecho se ha pegado Dálet a su paladar por la sed. Los peque uelos ped an pan; no hab a quien se lo repartiese.

    5. Los que com an manjares exquisitos He desfallecen por las calles; los que se criaron entre púrpura se acuestan en los basureros.

    6. Superaba la culpa de la hija de Sión Váu al pecado de Sodoma, que fue destruida en un instante sin que nadie pusiera las manos en ella.

    7. Más cándidos eran que la nieve sus pr ncipes, Zain más blancos que la leche, más rubicundo su cuerpo que el coral: su estampa era un zafiro.

    8. Más negro es hoy su rostro que el holl n; Jet nadie los reconoce por las calles. Su piel se ha pegado a sus huesos, seca está como madera.

    9. Más dichosos fueron los muertos a espada Tet que los muertos de hambre, que se consumen extenuados, por falta de alimento.

    10. Manos de mujeres delicadas Yod pusieron a cocer sus propios hijos, y éstos fueron su alimento en el desastre de la hija de mi pueblo.

    11. Yahveh desahogó su furor, Kaf derramó su ardiente cólera; encendió un fuego en Sión que devoró sus cimientos.

    12. No hubieran cre do los reyes de la tierra Lámed ni los habitantes todos del orbe que pudiera el adversario y el enemigo cruzar las puertas de Jerusalén.

    13. Fue as por los pecados de sus profetas, Mem por las iniquidades de sus sacerdotes, que derramaron en medio de ella la sangre de inocentes.

    14. Vagaban como ciegos por las calles, Nun manchados estaban de sangre, de suerte que nadie pod a tocar sus vestidos.

    15. "¡Apartaos! ¡Un impuro!", les gritaban. Sámek "¡Apartaos! ¡Apartaos! ¡No toquéis!". Vagaban dispersos y la gente dec a: "Que no sigan viviendo aqu ".

    16. El rostro de Yahveh los dispersó, Pe no volverá a mirarlos. No hubo respeto a los sacerdotes, no se tuvo piedad de los ancianos.

    17. Todav a se consumen nuestros ojos Ain esperando en vano el socorro. Desde nuestra atalaya oteábamos a una nación incapaz de salvarnos.

    18. Espiaban nuestros pasos, Sade nos prohib an andar por nuestras plazas. Se acercaba nuestro fin, se cumpl an nuestros d as. S; nuestro fin ha llegado.

    19. Más veloces eran nuestros perseguidores Qof que las águilas del cielo; nos acosaban en los montes, en el desierto nos tend an emboscadas.

    20. Nuestro aliento vital, el ungido de Yahveh, Res fue atrapado en sus fosos: aquel de quien dec amos: "A su sombra viviremos entre las naciones".

    21. ¡Alégrate, exulta, hija de Edom, Sin que moras en el pa s de Us! También a ti te llegará la copa, te embriagarás y te quedarás desnuda.

    22. Tu castigo está cumplido, hija de Sión; Tau Yahveh no volverá a desterrarte. Castigará tu iniquidad, hija de Edom, pondrá tus pecados al desnudo.