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    Mateo 11 - Biblia Castilian 2003

    Los mensajeros de Juan el Bautista

    1. Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce disc pulos, se fue de all, para ense ar y predicar en sus ciudades.

    2. Cuando Juan oyó en la cárcel las obras de Cristo, mandó unos disc pulos suyos

    3. para preguntarle; "¿Eres tú el que tiene que venir o hemos de esperar a otro?".

    4. Jesús les respondió: "Id a contar a Juan lo que estáis oyendo y viendo:

    5. los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia la buena nueva a los pobres;

    6. y bienaventurado aquel que en m no encuentre ocasión de tropiezo".

    7. Mientras ellos se marchaban, comenzó Jesús a hablar de Juan a la gente: "¿Qué salisteis a ver al desierto: una ca a agitada por el viento?

    8. Si no, ¿qué salisteis a ver: un hombre vestido con refinamiento? Bien sabéis que los que visten con refinamiento están en los palacios de los reyes.

    9. Entonces, ¿a qué salisteis: a ver a un profeta? S, ciertamente; y mucho más que un profeta.

    10. Pues éste es aquel de quien está escrito: He aqu que yo env o ante ti mi mensajero, que preparará tu camino delante de ti.

    11. Os lo aseguro: entre los nacidos de mujer, no ha surgido uno mayor que Juan el Bautista. Con todo, el más peque o en el reino de los cielos es mayor que él.

    12. Desde los d as de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.

    13. Porque todos los profetas y la ley cumplieron su misión profética hasta Juan.

    14. Y si queréis aceptarlo, éste es El as, el que ten a que venir.

    15. El que tenga o dos, que oiga.

    16. ¿Con quién compararé a esta generación? Se parece a los ni os sentados en las plazas, que se gritan unos a otros:

    17. Os tocamos la flauta y no habéis bailado; entonamos lamentaciones y no habéis gemido".

    18. Porque llegó Juan, que ni come ni bebe, y dicen: "Está endemoniado".

    19. Llegó el Hijo del hombre, que come y que bebe, y dicen: "Éste es un comilón y un bebedor, amigo de publicanos y pecadores". Pero la sabidur a fue reconocida por sus obras.

    Ayes sobre las ciudades impenitentes

    20. Entonces comenzó a increpar a las ciudades en que se hab an realizado la mayor a de sus milagros, por no haberse convertido:

    21. "¡Ay de ti, Coraza n! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque, si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los mismos milagros que en vosotras, ya hace tiempo que, cubiertas de cilicio y en ceniza, se habr an convertido.

    22. Por eso, os digo: en el d a del juicio, habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras.

    23. Y tú, Cafarnaún, ¿es que te vas a encumbrar hasta el cielo? ¡Hasta el infierno serás derribada! Porque, si en Sodoma se hubieran realizado los mismos milagros que en ti, todav a hoy estar a en pie.

    24. Por eso os digo: en el d a del juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti".

    Venid a mí y descansad

    25. En aquella ocasión tomó Jesús la palabra y exclamó: "Yo te bendigo, Padre, Se or del cielo y de la tierra; porque has ocultado estas cosas a sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla.

    26. S, Padre; as lo has querido tú.

    27. Todo me lo ha confiado mi Padre. Y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárselo.

    28. Venid a m todos los que estáis rendidos y agobiados por el trabajo, que yo os daré descanso.

    29. Cargad con mi yugo y aprended de m, porque soy manso y humilde de corazón, y hallaréis reposo para vosotros;

    30. porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera".