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    Mateo 16 - Biblia Castilian 2003

    La demanda de una señal

    1. Se le acercaron los fariseos y saduceos, y, para ponerle a prueba, le pidieron que les hiciera ver alguna se al venida del cielo.

    2. Él les respondió: ["Al caer la tarde, dec s: "Hará buen tiempo", porque el cielo está arrebolado;

    3. y por la ma ana: "Hoy habrá tormenta", porque el cielo está de un rojizo sombr o. ¿Conque sabéis interpretar el aspecto del cielo y no podéis interpretar las se ales de los tiempos?]

    4. ¡Generación perversa y adúltera que reclama se ales! Pero no se le dará otra se al que la de Jonás". Y volviéndoles la espalda, se marchó.

    La levadura de los fariseos

    5. Al pasar a la otra orilla, los disc pulos se olvidaron de llevar pan.

    6. Jesús les dijo: "Estad alerta y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos".

    7. Ellos comentaban entre s: "Eso es porque no hemos traido pan".

    8. Al darse cuenta de ello Jesús, dijo: "¡Hombres de poca fe! ¿Por qué estáis comentando entre vosotros que no tenéis pan?

    9. ¿Todav a no entendéis ni os acordáis de los cinco panes para los cinco mil hombres y de cuántos canastos recogisteis?

    10. ¿Ni de los siete panes para cuatro mil hombres y de cuántas cestas recogisteis?

    11. ¿Cómo no entendéis que no me refer a a los panes? Pero guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos".

    12. Entonces comprendieron que no hab a querido decirles que se guardaran de la levadura [de pan], sino de la doctrina de los fariseos y saduceos.

    La confesión de Pedro

    13. Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó Jesús a sus disc pulos: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?".

    14. Ellos respondieron: "Unos que Juan el Bautista; otros que El as, y otros que Jerem as o uno de los profetas".

    15. D celes él: "Pero vosotros, ¿quién dec s que soy yo?".

    16. Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo".

    17. Jesús le respondió: "Bienaventurado eres tú, Simón, hijo de Jonás; porque ni la carne ni la sangre te lo ha revelado, sino mi Padre que está en los cielos.

    18. Ahora yo también te digo que tú eres Pedro; sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del Hades no podrán contra ella.

    19. Yo te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra, atado será en los cielos; y todo lo que desates en la tierra, desatado será en los cielos".

    20. Pero advirtió severamente a sus disc pulos que a nadie dijeran que él era el Cristo.

    Jesús anuncia su muerte

    21. A partir de entonces comenzó Jesucristo a declarar a sus disc pulos que ten a que ir a Jerusalén, que hab a de padecer mucho de parte de los ancianos, de los pont fices y de los escribas y que ser a llevado a la muerte, pero que al tercer d a hab a de resucitar.

    22. Pedro, llevándoselo aparte, se puso a reprenderlo, diciéndole: "¡Dios te libre, Se or! No te sucederá tal cosa".

    23. Pero él, volviéndose, le dijo a Pedro: "Qu tate de mi presencia, satanás, eres un tropiezo para m, porque tu pensamiento no es divino, sino humano".

    24. Entonces Jesús dijo a sus disc pulos: "El que quiera venir en pos de m, niéguese a s mismo, cargue con su cruz y s game.

    25. Pues quien quiera poner a salvo su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por m, la encontrará.

    26. Porque, ¿qué provecho sacará un hombre con ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué dará un hombre a cambio de su vida?

    27. Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces dará a cada uno conforme a su conducta.

    28. Os lo aseguro: hay algunos de los aqu presentes que no morirán sin haber visto al Hijo del hombre venir con su reino".