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    Mateo 21 - Biblia Castilian 2003

    La entrada triunfal en Jerusalén

    1. Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, envió Jesús a dos disc pulos,

    2. diciéndoles: "Id a esa aldea que está frente a vosotros, y en seguida encontraréis una burra atada, y un pollino con ella; desatadla y traédmelos.

    3. Y si alguien os dice algo, responderéis: "El Se or los necesita, pero en seguida los devolverá"".

    4. Esto sucedió para que se cumpliera lo anunciado por el profeta cuando dijo:

    5. Decid a la hija de Sión: mira que tu rey viene a ti, lleno de mansedumbre y montado en una asna y en un pollino, hijo de una bestia de carga.

    6. Fueron, pues, los disc pulos e hicieron lo que les hab a mandado Jesús:

    7. trajeron la burra y el pollino, pusieron sobre ellos los mantos, y Jesús se montó encima.

    8. El pueblo, en su gran mayor a, extendió por el camino sus mantos, mientras otros cortaban ramas de los árboles para alfombrar el camino.

    9. La gente que iba delante y detrás, gritaba diciendo: "¡ Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Se or! ¡ Hosanna en las alturas!".

    10. Cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se puso en movimiento; y se preguntaban: "¿Pero quién es éste?".

    11. Y la gente respond a: "Éste es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea".

    Purificación del templo

    12. Entró Jesús en el templo y expulsó a todos los que vend an y compraban en él; también volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas,

    13. mientras dec a: "Escrito está: Mi casa es casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en guarida de ladrones".

    14. Se le acercaron en el templo ciegos y cojos y los curó.

    15. Cuando los pont fices y !os escribas vieron los milagros que estaba haciendo y a los ni os que gritaban en el templo: "¡Hosanna al Hijo de David!", se indignaron

    16. y le dijeron: "¿Oyes lo que están diciendo éstos?". Pero Jesús les responde: "S. ¿No habéis le do nunca que De la boca de párvulos y ni os y de infantes te has procurado alabanza?".

    17. Y volviéndoles la espalda, salió fuera de la ciudad, a Betania, donde pasó la noche.

    Maldición de la higuera estéril

    18. Por la ma ana, cuando volv a a la ciudad, sintió hambre.

    19. Y al ver junto al camino una higuera, se acercó a ella; pero no encontró más que hojas. Entonces le dice: "¡Nunca jamás brote de ti fruto alguno!". Y al punto se secó la higuera.

    20. Cuando los disc pulos lo vieron, quedaron asombrados, y dec an: "¿Cómo es que se ha secado al punto la higuera?".

    21. Jesús les contestó: "Os aseguro que, si tenéis fe y no titubeáis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que, si dec s a este monte: "Qu tate de ah y échate al mar", as se hará.

    22. Y todo cuanto pidáis en la oración con fe, lo obtendréis".

    La autoridad de Jesús

    23. Entró en el templo y, mientras estaba ense ando, se acercaron los pont fices y los ancianos del pueblo y le preguntaron: "¿Con qué autoridad haces tú esas cosas y quién te dio esa autoridad?".

    24. Jesús les respondió: "Yo también os voy a hacer una pregunta; si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.

    25. El bautismo de Juan, ¿de dónde era: del cielo o de los hombres?". Pero ellos deliberaban entre s diciendo: "Si respondemos del cielo, nos dirá: "¿Por qué, pues, no cre steis en él?"

    26. Pero, si respondemos de los hombres, tenemos miedo al pueblo, porque todos consideran que Juan es profeta".

    27. Respondieron, pues, a Jesús: "No lo sabemos". Entonces él les contestó: "Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esas cosas".

    Parábola de los dos hijos

    28. "¿Qué os parece? Un hombre ten a dos hijos. Acercándose al primero, le dijo: "Hijo, vete hoy a trabajar en la vi a".

    29. Él le respondió: "Voy, se or"; pero no fue.

    30. Se acercó luego al segundo y le dijo lo mismo. Éste respondió: "No quiero"; pero después se arrepintió y fue.

    31. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad del padre?". Responden: "El segundo". D celes Jesús: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que vosotros al reino de Dios.

    32. Porque se presentó Juan ante vosotros por el camino de la justicia y no cre steis en él; pero los publicanos y las prostitutas s le creyeron. Vosotros, en cambio, incluso después de haber visto esto, no os habéis arrepentido para creer en él.

    Los labradores malvados

    33. Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una vi a, la rodeó de una cerca, excavó en ella un lagar y construyó una torre; luego la arrendó a unos vi adores y se fue lejos de su tierra.

    34. Cuando se acercó el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los vi adores para percibir los frutos que le correspond an.

    35. Pero los vi adores echaron mano a los criados y al uno lo apalearon, al otro lo mataron y al otro lo apedrearon.

    36. Nuevamente envió otros criados más numerosos que los primeros, y con ellos hicieron lo mismo.

    37. Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: "A mi hijo lo respetarán".

    38. Pero los vi adores, cuando vieron al hijo, se dijeron entre s: "Éste es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su heredad".

    39. Y, echándole mano, lo arrojaron fuera de la vi a y lo mataron.

    40. Cuando vuelva, pues, el due o de la vi a, ¿qué hará con aquellos vi adores?".

    41. Y le responden: "Acabará con esos malvados de mala manera y arrendará la vi a a otros vi adores que le paguen a su tiempo los frutos correspondientes".

    42. D celes Jesús: "¿Nunca habéis le do en las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores, se ha tornado en remate de la esquina. Esto es obra del Se or y es maravilla a nuestros ojos?

    43. Por eso os digo: os quitarán el reino de Dios, y se lo darán a un pueblo que produzca los frutos del reino.

    44. [El que caiga sobre esta piedra, se estrellará; y aquel sobre quien ella caiga, quedará aplastado]".

    45. Cuando los pont fices y los fariseos oyeron estas parábolas de Jesús se dieron cuenta de que se refer a a ellos.

    46. Y aunque intentaban arrestarlo, tuvieron miedo de la gente, porque lo ten an por profeta.