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    Mateo 9 - Biblia Castilian 2003

    Jesús sana a un paralítico

    1. Subió luego a una barca, pasó al otro lado del mar y llegó a su ciudad.

    2. Entonces le presentaron un paral tico tendido en una camilla. Cuando Jesús vio la fe que ten an, dijo al paral tico: "¡Ánimo, hijo! Te quedan perdonados tus pecados".

    3. Entonces algunos escribas pensaron para s: "¡Pero si éste está blasfemando!".

    4. Y penetrando Jesús sus pensamientos, dijo: "¿Por qué estáis pensando mal en vuestro corazón?

    5. ¿Pues qué es más fácil, decir: "Te quedan perdonados tus pecados", o decir: "Levántate y anda"?

    6. Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados - entonces dice al paral tico -: "Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa"".

    7. Éste se levantó y se fue a su casa.

    8. Al ver esto, la multitud quedó sobrecogida de temor y glorificaron a Dios por haber dado tal poder a los hombres.

    Llamamiento de Mateo

    9. Cuando Jesús se marchaba de all, vio a un hombre llamado Mateo, sentado en su despacho de cobrador de impuestos, y le dijo: "S gueme". Él se levantó y lo siguió.

    10. Y sucedió que, mientras estaba Jesús a la mesa, muchos publicanos y pecadores vinieron a la casa y se sentaron a la mesa con Jesús y sus disc pulos.

    11. Los fariseos, al verlo, dec an a sus disc pulos: "¿Por qué vuestro Maestro come con publicanos y pecadores?".

    12. Cuando él lo oyó, dijo: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos.

    13. Id, pues, y aprended qué significa: Amor quiero y no sacrificios: porque no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".

    La pregunta sobre el ayuno

    14. Entonces se le acercaron los disc pulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos con frecuencia y tus disc pulos no ayunan?".

    15. Jesús les respondió: "¿Acaso van a estar afligidos los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Tiempo llegará en que les quiten al novio y entonces ayunarán.

    16. Nadie echa en un vestido viejo un remiendo de pa o sin cardar, porque este a adido tirar a del vestido y el desgarrón se har a mayor.

    17. Ni se echa vino nuevo en odres viejos; porque reventar an los odres, el vino se derramar a y los odres se echar an a perder. El vino nuevo se echa en odres nuevos, y as ambos se conservan".

    La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

    18. Mientras les estaba diciendo estas cosas, se le acercó un dignatario, se postró ante él y le dijo. "Mi hija acaba de morir; pero ven, pon tu mano sobre ella y vivirá".

    19. Jesús se levantó y le siguió, acompa ado de sus disc pulos.

    20. Entre tanto, una mujer que padec a flujo de sangre desde hac a doce a os se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto;

    21. pues dec a para s: "Sólo con tocar su manto quedaré curada".

    22. Jesús se volvió y, mirándola, le dijo: "¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado". Y quedó curada la mujer desde aquel momento.

    23. Cuando Jesús llegó a la casa del dignatario y vio a los flautistas y el tumulto que hac a la gente

    24. dijo: "Retiraos; que la ni a no ha muerto, sino que está durmiendo". Y se burlaban de él.

    25. Cuando echaron a la gente, entró él, la tomó de la mano y la ni a se levantó.

    26. Y corrió por toda aquella comarca la noticia del suceso.

    Dos ciegos reciben la vista

    27. Cuando Jesús se marchaba de all, le siguieron dos ciegos gritando: "¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!".

    28. Llegado a la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les dijo: "¿Creéis que yo puedo hacer esto?". Ellos le responden: "S, Se or".

    29. Entonces les tocó los ojos diciendo: "Hágase en vosotros conforme a vuestra fe".

    30. Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente: "¡Cuidado que nadie lo sepa!".

    31. Pero ellos, apenas salieron, lo divulgaron por toda aquella comarca.

    Un mudo habla

    32. Estaban todav a éstos saliendo cuando le presentaron un mudo endemoniado.

    33. Una vez arrojado el demonio, habló el mudo. La gente quedó admirada y dec a: "Jamás en Israel se ha visto nada semejante".

    34. Pero los fariseos dec an: "Por arte del pr ncipe de los demonios expulsa éste a los demonios".

    La mies es mucha

    35. Jesús recorr a todas las ciudades y aldeas, ense ando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.

    36. Viendo a la gente sintió gran compasión por ellos, porque, cansados de andar y tirados por tierra, parec an ovejas sin pastor.

    37. Entonces dijo a sus disc pulos: "La mies es mucha y los obreros pocos;

    38. rogad, pues, al due o de la mies que env e obreros a su mies".