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    Nehemías 8 - Biblia Castilian 2003

    Esdras lee la ley al pueblo

    1. Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se congregó en la plaza que hay frente a la puerta de las Aguas y dijeron a Esdras, el escriba, que trajera el libro de la ley de Moisés que Yahveh hab a impuesto a Israel.

    2. As, pues, el d a primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo la ley ante la asamblea, compuesta de hombres, de mujeres y de todos los que ten an uso de razón.

    3. Desde el alba hasta el mediod a, estuvo leyendo el libro en la plaza que hay delante de la puerta de las Aguas en presencia de los hombres, de las mujeres y de todos los que ten an uso de razón. Todo el pueblo ten a los o dos atentos al libro de la ley.

    4. Esdras, el escriba, estaba de pie sobre una tribuna de madera que hab an hecho al efecto; junto a él estaban: Matit as, Sema, Anan as, Ur as, Jilqu as y Maas as a su derecha; y Pedayas, Misael, Malqu as, Jasún, Jasbadaná, Zacar as y Mesulán, a su izquierda.

    5. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo, pues estaba en un puesto más elevado que todos los demás. Al abrirlo, todo el pueblo se puso en pie.

    6. Esdras bendijo a Yahveh, el Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: "¡Amén! ¡Amén!". Y rostro en tierra, adoraron a Yahveh.

    7. Los levitas Josué, Ban, Sereb as, Yam n, Acub, Sabetay, Hod as, Maas as, Quelitá, Azar as, Jozabad, Janán y Pelayas ense aban la ley al pueblo, que permanec a de pie.

    8. Y leyó el libro, la ley de Dios, explicándolo y exponiendo su sentido, a fin de que entendieran bien la lectura.

    9. Nehem as, que era el gobernador, y Esdras, sacerdote y escriba, y los levitas que instru an al pueblo, dijeron a todo el pueblo: "Este d a está consagrado a Yahveh, vuestro Dios. No hagáis duelo ni lloréis". Pues todo el pueblo lloraba al o r las palabras de la ley.

    10. Y luego les dijo: "Id y comed manjares grasos y bebed vinos dulces, y mandad también raciones a los que no tengan nada preparado, pues este d a está consagrado a nuestro Se or. Y no os aflijáis, porque la alegr a en Yahveh es vuestra fortaleza".

    11. Los levitas calmaban a todo el pueblo, diciéndoles: "Callad y no os lamentéis más, pues hoy es d a santo".

    12. As que todo el pueblo se fue a comer y a beber, a repartir raciones y hacer gran fiesta, porque hab an comprendido las palabras que les hab an explicado.

    13. El segundo d a, los cabezas de familia de todo el pueblo, los sacerdotes y los levitas se reunieron en torno al escriba Esdras para comprender mejor las palabras de la ley.

    14. Y hallaron que en la ley que Yahveh hab a mandado por medio de Moisés estaba escrito que los israelitas deb an habitar en caba as durante la fiesta del mes séptimo.

    15. Lo anunciaron e hicieron pregonar por todas las ciudades y en Jerusalén con estas palabras: "Salid al monte y traed ramos de olivo común y silvestre, de mirto, de palmera y de otros árboles frondosos, para hacer caba as, como está escrito".

    16. Salió el pueblo y los trajo, e hicieron caba as, cada uno en su azotea y en los patios, en los atrios del templo de Dios, en la plaza de la puerta de las Aguas y en la plaza de la puerta de Efra n.

    17. Toda la comunidad de los que hab an vuelto del cautiverio hizo caba as y habitó en ellas. Los israelitas no lo hab an hecho as desde los tiempos de Josué, hijo de Nun, hasta ese d a. Hubo, pues, gran alegr a.

    18. Se le a diariamente, desde el d a primero hasta el último, el libro de la ley de Dios. La fiesta duró siete d as. Y el d a octavo tuvo lugar, según costumbre, una asamblea solemne.