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    Salmos 119 - Biblia Castilian 2003

    Excelencias de la ley de Dios Alef

    1. Dichosos los que, sin mancha en su conducta, Alef la ley del Se or toman por gu a;

    2. dichosos quienes observan sus avisos y lo buscan con todo el corazón,

    3. que no incurren en maldad y se gu an por sus sendas.

    4. Tú diste tus mandatos a fin de que se cumplan con esmero:

    5. ojalá que mis pasos sean firmes en la guarda de tus leyes.

    6. No quedaré entonces defraudado por seguir tus dictados;

    7. con recto corazón te alabaré, al aprender tus justas decisiones.

    8. Tus mandatos yo, cierto, he de cumplirlos: no me dejes por nada en abandono.

    Bet

    9. ¿Cómo podrá un joven seguir el buen camino? Bet Cumpliendo tu palabra.

    10. Yo te busco con todo el corazón: no permitas que me desv e de tus mandatos;

    11. en mi interior escondo tus palabras, a fin de no pecar en tu presencia.

    12. Bendito seas, Se or, ensé ame tus leyes.

    13. Con mis labios yo anuncio las decisiones todas de tu boca.

    14. En seguir tus avisos tengo gozo, más que en toda riqueza.

    15. Tus preceptos yo quiero meditarlos y fijarme en tus senderos.

    16. En tus leyes me complazco: jamás me olvidaré de tu palabra.

    Guímel

    17. Haz merced a tu siervo: Gu mel que yo viva y guarde tu palabra.

    18. Destápame los ojos y que vea los misterios de tu ley.

    19. Yo soy un peregrino por el mundo: no me ocultes tus preceptos.

    20. Mi alma se deshace de nostalgia hacia tus decisiones, de continuo.

    21. Tú lanzas maldición a los soberbios que abandonan tus leyes.

    22. Ahórrame el oprobio y la deshonra: yo observo tus avisos.

    23. Aunque se unan los grandes y tramen contra m, meditará tu siervo tus mandatos:

    24. yo tengo en tus avisos mis delicias, y ellos son mis consejeros.

    Dálet

    25. Mi alma está tocando con el polvo: Dálet dame vida, conforme a tu palabra.

    26. Yo describo mi camino y tú me atiendes: adoctr name en tus instituciones;

    27. introdúceme al curso de tus leyes, que yo pueda rumiar tus maravillas.

    28. Mi alma es toda llanto de pesar: susténtame, conforme a tu palabra.

    29. Ahórrame las sendas mentirosas y hazme la gracia de tu ley.

    30. Yo he elegido la senda de verdad y hago m os tus juicios;

    31. yo me apego a tu ense anza: no permitas, Se or, que me avergüence.

    32. Correré por los caminos de tu ley, pues tú ensanchas mis entra as.

    He

    33. Instrúyeme, Se or, en tus mandatos, He y yo los guardaré hasta el final.

    34. Dame saber y observaré tu ley, la guardaré de todo corazón.

    35. Encáuzame por la senda de tus leyes, que en ellas me complazco.

    36. Pon en m inclinación a tus avisos y no a mi provecho.

    37. Desv a mi mirada de lo vano y haz que viva en tus caminos.

    38. Haz real en tu siervo la palabra que lleva a tu temor.

    39. Aparta de m el oprobio del recelo, pues tus decisiones son amables.

    40. Mira mi amor a tus mandatos y hazme vivir en tu justicia.

    Vau

    41. Venga a m, Se or, tu gracia, Vau tu socorro, conforme a tu promesa,

    42. y podré yo responder al que me insulta que f o en tu palabra.

    43. No arranques de mi boca la palabra de verdad: yo conf o en tus decretos,

    44. y he de guardar tu ley por siempre, eternamente.

    45. Podré andar en la holgura, pues busco tus mandatos;

    46. podré hablar ante los reyes de tus revelaciones, sin tener que azararme.

    47. Yo me complazco en tus preceptos y les tengo afección.

    48. Bendigo tus prescripciones, que yo amo, y medito tus leyes.

    Zain

    49. Ten presente a tu siervo la promesa Zain en que me has hecho que esperara.

    50. En mis pesares tengo yo este consuelo: que tu palabra me da vida.

    51. Los soberbios me toman a irrisión, mas de tu ley no me desv o;

    52. recuerdo tus juicios de otro tiempo, Se or, y me consuelo.

    53. Soy pasto del furor de los imp os que abandonan tu ley.

    54. Tus preceptos me son como cantares en la casa en que habito.

    55. En la noche, Se or, me acuerdo de tu nombre y hago guardia a tu ley.

    56. Cuanto tengo está aqu: guardar tus mandamientos.

    Chet

    57. Mi destino, Se or - yo lo proclamo -, Jet es guardar tus ordenanzas.

    58. De corazón imploro tu favor: apiádate, conforme a tu promesa.

    59. A reflexión someto mis senderos y retorno mis pies a tus avisos;

    60. me apresuro y no dudo en observar tus mandamientos.

    61. Los lazos del imp o me rodean, mas de tu ley yo no me olvido.

    62. Me levanto en medio de la noche para alabarte por tus justos decretos.

    63. Soy amigo de todo el que te teme y observa tus mandatos.

    64. De tus gracias, Se or, la tierra está repleta: instrúyeme en tus leyes.

    Tet

    65. Eres generoso con tu siervo, Tet conforme, Se or, a tu palabra.

    66. Ensé ame juicio y discreción: yo tengo fe en tus mandatos.

    67. Primero de humillarme, andaba errado, pero ahora retengo tu palabra.

    68. Tú eres bueno y haces bien: ensé ame tus leyes.

    69. Los soberbios me embarran de mentiras, mas yo guardo tus leyes con amor,

    70. su corazón es craso como el sebo, mas para m tu ley son mis delicias.

    71. Saludable me ha sido la aflicción para aprender tus mandamientos.

    72. Las leyes de tu boca cuentan más para m que miles de monedas de oro y plata.

    Yod

    73. Tus manos me han creado y me han formado: Yod ensé ame a comprender tus mandamientos.

    74. Tus fieles me verán y gozarán de que me haya acogido a tu palabra.

    75. Yo sé, Se or, que tu juicio es justo y que tienes razón al afligirme.

    76. Que tu gracia, te ruego, me consuele, conforme a tus palabras a tu siervo.

    77. Que tu piedad me alcance y viviré, tu ley son mis delicias.

    78. Confúndase el soberbio que sin razón me aflige: yo rumio tus preceptos.

    79. Que se vuelvan a m los que te temen y podrán comprobar tus testimonios.

    80. Que yo sea perfecto en tus mandatos, para no quedar avergonzado.

    Caf

    81. Mi alma desfallece por tu amparo, Kaf yo f o en tu palabra;

    82. mis ojos languidecen hacia tus promesas y digo: "¿Cuándo vendrás a consolarme?".

    83. Aún estando como odre puesto al humo, no olvido tus preceptos.

    84. ¿Cuánto montan los d as de tu siervo? ¿Cuándo harás tu juicio a mi opresor?

    85. Ante m excavan fosa los soberbios en contra de tu ley.

    86. Tus mandatos son todos lealtad: sin razón me persiguen; sé mi ayuda.

    87. Por muy poco me borran de la tierra, mas no abandono tus preceptos.

    88. Por tu amor, hazme vivir y observaré el aviso de tu boca.

    Lámed

    89. Para siempre, Se or, Lámed subsiste en los cielos tu palabra;

    90. por todas las edades, tu verdad: tú fundaste la tierra y se mantiene.

    91. Conforme a tus decretos, perduran hasta hoy, porque todo se tiene a tu servicio.

    92. Si en tu ley no tuviera mis delicias, hubiera perecido en mi miseria.

    93. Jamás me olvidaré de tus decretos, pues por ellos me das vida.

    94. Tuyo soy, sé tú mi auxilio, pues yo estudio tus preceptos.

    95. Para ruina me acechan los malvados, mas yo prosigo absorto en tus avisos.

    96. En toda perfección descubro l mites, mas tus preceptos son vastos en extremo.

    Mem

    97. ¡Cómo quiero yo tu ley! Mem Ella es mi meditación de todo el d a.

    98. Sobre mis enemigos me hacen sabio tus mandatos, pues siempre están conmigo;

    99. aventajo en saber a mis maestros, por meditar en tus revelaciones;

    100. penetro más allá que los ancianos, por guardar tus preceptos.

    101. De todo mal camino retengo yo mis pies, por obedecer a tu palabra.

    102. De tus juicios no disiento, pues eres tú el que me ense a.

    103. ¡Cuán suaves al paladar son tus palabras, más que miel a la boca!

    104. A través de tus mandatos yo comprendo y aborrezco el camino de mentira.

    Nun

    105. Tu palabra es el faro de mis pies Nun y una luz en mi senda.

    106. Yo hice juramento, y lo mantengo, de observar tus justas decisiones.

    107. Harto grande es mi pena: dame, Se or, la vida, conforme a tu palabra.

    108. Acepta, Se or, la oferta de mi boca y dame a conocer tus decisiones.

    109. Mi vida está en mi mano expuesta de continuo, mas no me olvido de tu ley.

    110. Los imp os me ponen asechanzas, mas de tu ley no me desv o.

    111. Mi heredad serán por siempre tus avisos, ellos son la alegr a de mi alma.

    112. Inclino el corazón a practicar tus leyes, por siempre, hasta el final.

    Sámec

    113. Yo aborrezco los equ vocos, Sámek y a tu ley tengo afecto.

    114. Tú eres mi abrigo y tú mi escudo, yo f o en tu palabra.

    115. Apartaos de m, los malhechores, yo cumplo los preceptos de mi Dios.

    116. Sosténme, según tu promesa, y viviré, no expongas a bochorno mi esperanza,

    117. manténme y seré salvo, tendré siempre a mi vista tus preceptos.

    118. Al que deja tus leyes lo desechas, su astucia es enga osa.

    119. Como escoria remueves al imp o, y as tengo yo amor a tus avisos.

    120. Ante ti de pavor mi carne se estremece y temo tus juicios.

    Ayin

    121. Yo practico derecho y rectitud: Ain no me des al poder del enemigo.

    122. Garantiza a tu siervo para bien, que no me opriman los soberbios.

    123. Mis ojos languidecen por tu auxilio, por tu palabra recta.

    124. Conforme a tu bondad trata a tu siervo y dame a conocer tus ordenanzas.

    125. Yo soy tu servidor: dame sentido y que pueda gustar tus testimonios.

    126. Es el tiempo de obrar para el Se or: se ha conculcado tu ley.

    127. As tengo yo amor a tus mandatos, por encima del oro más precioso.

    128. Por eso me dirijo por todos tus preceptos y aborrezco el camino de mentira.

    Pe

    129. Tus testimonios son maravillosos, Pe por eso yo los guardo;

    130. la instrucción en tus dichos ilumina, da juicio a los sencillos.

    131. La boca abro y aspiro, de anhelo hacia tus leyes.

    132. Vuélvete a m y acógeme en tu gracia, según haces con quien ama tu nombre.

    133. Asegura mi paso en tus palabras y que nada perverso me domine.

    134. Sálvame del abuso de los hombres: guardaré tus preceptos.

    135. Haz brillar tu presencia ante tu siervo y ensé ame tus leyes.

    136. R os de agua descienden de mis ojos de que tu ley no sea observada.

    Tsade

    137. Tú eres justo, Se or, Sade y tus juicios rectos;

    138. tú prescribes avisos con razón y con toda verdad.

    139. Mi celo me consume de ver que el enemigo olvida tus dictados.

    140. Tu palabra está bien acrisolada y tu siervo la mira con amor.

    141. Poca cosa soy yo y despreciable, mas no olvido tus decretos.

    142. Tu justicia es eterna y tu ley es verdad.

    143. Si el pesar y la angustia dan conmigo, en tus leyes encuentro mis delicias.

    144. Tus avisos son siempre rectitud: hazme sabio y que viva.

    Cof

    145. De corazón te invoco; respóndeme, Se or: Qof cumpliré tus decretos.

    146. A ti clamo; socórreme: guardaré tus avisos.

    147. Al alba me levanto para invocar tu ayuda: yo f o en tu palabra;

    148. mis ojos anticipan las vigilias, a fin de meditar en tu promesa.

    149. Escucha mi clamor, según tu amor; dame vida, Se or, conforme a tu decreto.

    150. Mi enemigo se asocia con el mal, se aleja de tu ley.

    151. Tú, Se or, estás cerca y todos tus preceptos son leales.

    152. Hace tiempo conozco tus avisos, que tú tienes fijados para siempre.

    Resh

    153. Considera mi pena y ponme a salvo: Res yo no tengo tu ley en el olvido.

    154. Propugna mi derecho, rescatándome, y según tu promesa dame vida.

    155. Lejano del malvado está el auxilio, pues no busca tu ley.

    156. Tus piedades, Se or, son numerosas: conforme a tu decreto, dame vida.

    157. Muchos son mis enemigos y opresores, pero yo no me desv o de tu ley.

    158. Cuando veo traidores, me da tedio de que no guarden tu palabra.

    159. Considera como yo amo tus decretos y por tu amor, Se or, haz que yo viva.

    160. En tu palabra se resume la verdad y tus justos decretos son eternos.

    Sin

    161. Los grandes me persiguen sin razón, Sin mas mi corazón teme tus dichos.

    162. Estoy de tus promesas tan gozoso como el que encuentra un gran bot n.

    163. Desprecio la falacia y la abomino, tengo afecto a tu ley.

    164. Siete veces al d a te bendigo por tus justos decretos.

    165. Para el que ama tu ley es todo paz, no conoce tropiezo.

    166. Yo conf o, Se or, en tu socorro, mientras cumplo tus leyes.

    167. Tus avisos yo los guardo y les tengo gran amor.

    168. Observo tus decretos y tus leyes: mis caminos te están todos delante.

    Tau

    169. Que mi queja, Se or, llegue hasta ti, Tau dame saber conforme a tu palabra;

    170. que mi plegaria alcance a tu presencia, según tus promesas, ponme en salvo.

    171. Que mis labios publiquen tu alabanza, pues me ense as tus mandatos;

    172. que mi lengua se haga eco de tus dichos, pues tus leyes son perfectas.

    173. Que tu mano esté presta a socorrerme, pues yo elijo tus dictados.

    174. Yo suspiro, Se or, por tu socorro, y tu ley constituye mis delicias.

    175. Viva yo para alabarte, y que tus decisiones me defiendan.

    176. Como oveja perdida estoy errante: ven en busca de tu siervo, yo de tus mandatos no me olvido.