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sábado, agosto 17, 2024
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    Apocalipsis 14 - Dios habla hoy

    El cántico de los 144 mil

    1. Vi al Cordero, que estaba de pie sobre el monte Sión. Con él había ciento cuarenta y cuatro mil personas[1] que tenían escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre.

    2. Luego oí un sonido que venía del cielo; era como el sonido de una cascada, como el retumbar de un fuerte trueno; era un sonido como el de muchos arpistas tocando sus arpas.

    3. y cantaban un canto nuevo delante del trono y delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos. Ninguno podía aprender aquel canto, sino solamente los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron salvados de entre los de la tierra.

    4. Estos son vírgenes, no se contaminaron con mujeres;[2] son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Fueron salvados de entre los hombres como primera ofrenda para Dios y para el Cordero.

    5. No se encontró ninguna mentira en sus labios, pues son intachables.

    El mensaje de los tres ángeles

    6. Vi otro ángel, que volaba en medio cielo y que llevaba un mensaje eterno para anunciarlo a los que viven en la tierra, a todas las naciones, razas, lenguas y pueblos.

    7. Decía con fuerte voz: "Teman a Dios y denle alabanza, pues y allegó la hora en que él ha de juzgar. Adoren al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales."

    8. Lo siguió un segundo ángel, que decía: "¡Ya cayó, y a cayó la gran Babilonia, [3] la que emborrachó a todas las naciones con el vino de su prostitución!"[4]

    9. Luego los siguió otro ángel, el tercero, que decía con fuerte voz: "Si alguno adora al monstruo y a su imagen, y se deja poner su marca en la frente o en la mano,

    10. tendrá que beber el vino de la ira de Dios, que se ha preparado puro en la copa de su enojo;[5] y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero.

    11. El humo de su tormento sube por todos los siglos, y no hay descanso de día ni de noche para los que adoran al monstruo y a su imagen y reciben la marca de su nombre."

    12. ¡Aquí se verá la fortaleza del pueblo santo, de aquellos que cumplen sus mandamientos y son fieles a Jesús!

    13. Entonces oí una voz del cielo, que me decía: "Escribe esto: 'Dichosos de aquí en adelante los que mueren unidos al Señor. ' " "Sí–dice el Espíritu–, ellos descansarán de sus trabajos, pues sus obras los acompañan."

    La tierra es segada

    14. Miré, y vi una nube blanca, y sobre la nube estaba sentado alguien que parecía ser un hijo de hombre. [6] Llevaba una corona de oro en la cabeza y una hoz afilada en la mano.

    15. y salió del templo otro ángel, gritando con fuerte voz al que estaba sentado en la nube: "¡Mete tu hoz y recoge la cosecha; porque y a llegó la hora, y la cosecha de la tierra está madura!"

    16. El que estaba sentado en la nube pasó entonces su hoz sobre la tierra, y recogió la cosecha de la tierra. [7]

    17. Luego otro ángel salió del templo que está en el cielo, llevando él también una hoz afilada.

    18. y del altar salió otro ángel, que tenía autoridad sobre el fuego y que llamó con fuerte voz al que llevaba la hoz afilada, diciendo: "¡Mete tu hoz afilada, y corta con ella los racimos de los viñedos que hay en la tierra, porque y a sus uvas están maduras!"

    19. El ángel pasó su hoz sobre la tierra y cortó las uvas de los viñedos de la tierra, y luego las echó en el gran recipiente que se usa para exprimirlas y que simboliza la ira de Dios.

    20. Las uvas fueron exprimidas fuera de la ciudad, y del recipiente salió sangre, que llegó a la altura de los frenos de los caballos en una extensión de trescientos kilómetros.