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viernes, julio 19, 2024
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    Jeremías 38 - Jünemann Septuaginta en español

    Jeremías en la cisterna

    1. Jeremías es salvado de la cisterna; y exhorta al rey. Y oyó Safatías, hijo de Matán; y Gedelías, hijo de Fasur; y Yucal, hijo de Selemías; [y Fasur, hijo de Melquías(a)] las palabras que Jeremías hablaba al pueblo, diciendo:

    2. «Así dijo el Señor: «El habitante de esta ciudad morirá en espada y en hambre; y el que saliere a los caldeos vivirá; y será su alma en hallazgo y vivirá.

    3. Pues así dijo el Señor»: «Entregándosela, entregada será esta ciudad en manos del ejército del rey de Babilón, y la tomará».

    4. Y dijeron al rey: «Mátese ya ese hombre; pues él disuelve las manos de los hombres que guerrean, que han sido dejados en la ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles según estas palabras; porque este hombre no vaticina paz a este pueblo, sino mal».

    5. Y dijo el rey: «Hele en vuestras manos»; pues no podía el rey contra ellos.

    6. Y arrojáronle en la cisterna de Melquías, hijo del rey, la que había en el atrio de la custodia; y bajáronle a la cisterna; y en la cisterna no había agua, sino lodo, y estuvo en el lodo.

    7. Y oyó Abdemelec, el etíope (y él, en casa del rey) que dieron a Jeremías en la cisterna; y el rey estaba en la puerta de Benjamín;

    8. y salió a él y habló al rey y dijo:

    9. «Mal has hecho lo que has hecho, matando a este hombre a faz del hambre que no hay ya panes en la ciudad».

    10. Y mandó el rey a Abdemelec, diciendo: «Coge en tus manos, de aquí, treinta hombres, y sácale de la cisterna; que no muera».

    11. Y cogió Abdemelec los hombres, y entró en la casa del rey, la subterránea; y tomó, de allí, viejos trapos y viejas cuerdas, y arrojólas a Jeremías, a la cisterna;

    12. y dijo: «Estos pon debajo de las cuerdas». E hizo Jeremías así.

    13. Y tiráronle con las cuerdas; y le sacaron de la cisterna; y asentóse Jeremías en el atrio de la custodia.

    Sedequías consulta secretamente a Jeremías

    14. Y envió el rey y le llamó a sí a casa tercera, la en casa del Señor. Y díjole el rey: «Te preguntaré una palabra; y no ahora me ocultes palabra».

    15. Y dijo Jeremías al rey: «Si te anunciare ¿no con muerte me matarás? Y si te aconsejare, no me oirás, no».

    16. Y le juró el rey, diciendo: «¡Vive el Señor, que nos ha hecho esta alma, que ni te mataré, ni te daré en manos de estos hombres!

    17. Y díjole Jeremías: «Así dijo el Señor: Si saliendo salieres a los caudillos del rey de Babilón, vivirá tu alma; y esta ciudad no será quemada a fuego, no; y vivirás tú y tu casa.

    18. Y si no salieres, dada será esta ciudad en manos de los caldeos, y la quemarán a fuego, y tú no salvarás, no».

    19. Y dijo el rey a Jeremías: «Yo cuenta tengo de los judíos, los huidos a los caldeos, no me entreguen en manos de ellos; y me escarnecerán».

    20. Y dijo Jeremías: «No te entregarán, no; oye la palabra de Dios que yo te digo, y mejor será para ti, y vivirá tu alma.

    21. Y, si no quieres tú salir, ésta es la palabra que me ha manifestado el Señor:

    22. «Y he aquí todas las mujeres, las dejadas en casa del rey de Judá, han sido conducidas a príncipes de rey de Babilón, y éstas decían: «Hante engañado y podrán contra ti varones pacíficos(b) tuyos, y meterán en resbalones tu pie; se han apartado de ti;

    23. y tus mujeres y tus hijos sacarán a los caldeos; y tú no salvarás, no; que en mano del rey de Babilón serás cogido y esta ciudad, quemada».

    24. Y díjole el rey: «Hombre no sepa de estas palabras, y tú no morirás, no.

    25. Y si oyeren los príncipes que te he hablado, y vinieren a ti y te dijeren: «Anúncianos qué te habló el rey; no ocultes de nosotros; y no te mataremos, no; y qué habló a ti el rey»;

    26. y les dirás: «Arrojo yo mi misericordia ante los ojos del rey, para que no me vuelva a casa de Jonatán para morir allí».

    27. Y vinieron todos los príncipes a Jeremías e interrogáronle; y anuncióles según todas estas palabras que le mandó el rey; y callaron; pues no se había oído palabra del Señor.

    28. Y estuvo sentado Jeremías en el atrio de la custodia, hasta el tiempo que fue capturada Jerusalén. [Y aconteció ser capturada Jerusalén(c)].