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sábado, agosto 17, 2024
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    Juan 7 - Jünemann Septuaginta en español

    Incredulidad de los hermanos de Jesús

    1. De Galilea a Jerusalén Y después de esto, recorría Jesús la Galilea; pues, no quería la Judea recorrer, porque buscábanle los judíos matar.

    2. Y estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos.

    3. Dijeron, pues, a él sus hermanos: «Pásate de aquí y vete a la Judea, para que también tus discípulos vean tus obras que haces;

    4. pues nadie algo en oculto hace; y busca él mismo en libre habla estar. Si esto haces, manifiéstate al mundo».

    5. Pues ni sus hermanos creían en él.

    6. Díceles, pues, Jesús: «El tiempo el mío aún no ha llegado; pero el tiempo, el vuestro, siempre está preparado.

    7. No puede el mundo aborreceros, pero a mí aborrece; porque yo atestiguo acerca de él que sus obras malas son.

    8. Vosotros subid a la fiesta, yo aún no subo a esta fiesta; porque mi tiempo aún no está cumplido».

    9. Y, esto diciéndoles, quedó en la Galilea.

    Jesús en la fiesta de los tabernáculos

    10. Mas como subieron sus hermanos a la fiesta, entonces también él subió, no manifiestamente, sino como en oculto.

    11. Los judíos, pues, buscábanle en la fiesta y decían; «¿Dónde está aquél?»

    12. Y murmullo acerca de él había mucho en las turbas. Unos decían: que «bueno es» y otros decían: «No; sino que descamina a la turba».

    13. Nadie sin embargo, con libre discurso hablaba acerca de él, por miedo de los judíos.

    14. Y, ya la fiesta mediando, subió Jesús al santuario; y enseñaba.

    15. Maravillábanse, pues, los judíos, diciendo: «¿Cómo éste letras sabe, no habiendo aprendido?»

    16. Respondióles, pues, Jesús y dijo: «La doctrina mía no es mía, sino del que me ha enviado;

    17. si alguno quisiere el querer de él hacer, conocerá acerca de la doctrina: si acaso de Dios es o yo por mí mismo hablo.

    18. El qué por sí mismo habla, la gloria la propia busca; mas el que busca la gloria del que le ha enviado, éste veraz es, e injusticia en él no hay:

    19. Moisés ¿no os dio la ley? y nadie de entre vosotros hace la ley; ¿qué me buscáis matar(a)?»

    20. Respondió la turba: «Demonio tienes; ¿quién te busca matar?»

    21. Respondió Jesús y díjoles: «Una obra he hecho, y todos os maravilláis(b).

    22. Por esto Moisés os ha dado la circuncisión: no porque de Moisés es, sino de los padres; y en sábado circuncidáis a un hombre.

    23. Si la circuncisión recibe el hombre en sábado para que no se suelte la ley de Moisés ¿conmigo os encolerizáis porque a todo el hombre sano he hecho en sábado?

    24. No juzguéis, según vista, sino el justo juicio juzgad».

    ¿Es éste el Cristo?

    25. Decían, pues, algunos de los jerosolimitanos: «¿No es éste el que buscan matar?

    26. Y he aquí con libre discurso habla, y nada le dicen: ¿No será que verdaderamente han conocido los príncipes que éste es el Cristo?

    27. Empero éste sabemos de dónde es».

    28. Clamó, pues, en el santuario enseñando Jesús y diciendo: «Y a mí sabéis, y sabéis de dónde soy; y de mí mismo no he venido; empero es veraz el que me ha enviado, a quien vosotros no sabéis;

    29. yo le sé, pues de él soy(c), y aquél me ha enviado».

    30. Buscaban, pues, prenderle; y nadie echó sobre él la mano, porque aún no había venido su hora.

    31. Y de la turba muchos creyeron en él; y decían. «El Cristo, cuando viniere ¿acaso más señales hará que éste ha hecho?»

    Los fariseos envían alguaciles para prender a Jesús

    32. Oyeron los fariseos, a la turba susurrar acerca de él estas cosas; y enviaron los sumos sacerdotes y los fariseos servidores para prenderle.

    33. Dijo, pues, Jesús: «Aún tiempo pequeño con vosotros estoy, y voime al que me ha enviado.

    34. Buscaréisme y no hallaréis, y donde estoy yo, vosotros no podéis venir».

    35. Dijeron pues los judíos entre sí: «A dónde éste ha de ir, que nosotros no le hallaremos? ¿Acaso a la dispersión de los helenos(d) ha de ir y enseñar a los helenos?

    36. ¿Cuál es esta palabra que ha dicho: «Buscaréisme y no hallaréis y a donde estoy yo, vosotros no podéis venir?»

    Ríos de agua viva

    37. Y en el último día el grande de la fiesta, parado estaba Jesús, y clamó diciendo: «Si alguno tuviere sed, venga a mí y beba.

    38. El que cree en mí, según dijo la Escritura —ríos de su vientre fluirán de agua viva».

    39. Y esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creían en él; pues aún no había sido dado Espíritu Santo, porque Jesús todavía no estaba glorificado.

    División entre la gente

    40. De entre la turba, pues, oyendo estas palabras, decían: «Este es verdaderamente el profeta».

    41. Otros decían: «Este es el Cristo». Quiénes decían: «¿Pues acaso de la Galilea el Cristo viene?

    42. ¿No dice la Escritura que de la simiente de David y de Belén, la aldea donde estaba David, viene el Cristo?»

    43. Escisión, pues, hubo en la turba por él;

    44. y algunos querían entre ellos, prenderle; pero nadie echó sobre él las manos.

    !!Nunca ha hablado hombre así!

    45. Vinieron, pues, los servidores a los sumos sacerdotes y fariseos, y dijéronles aquéllos: «¿Por qué no le habéis traído?»

    46. Respondieron los servidores: «Jamás ha hablado así un hombre».

    47. Respondieron, pues, los fariseos: «¿Acaso también vosotros descaminados estáis?

    48. ¿Acaso alguno de entre los príncipes ha creído en él o de entre los fariseos?

    49. Empero la turba ésta, la que no conoce la ley —malditos son».

    50. Dice Nicodemo a ellos, el que vino a él antes, que uno era de entre ellos:

    51. «¿Acaso nuestra ley juzga al hombre, si no oyere primero de él y conociere qué hace?»

    52. Respondieron y dijéronle: «¿Acaso también tú de la Galilea eres? Escudriña y ve que de la Galilea profeta no se levanta».

    La mujer adúltera

    53. Y fuese cada cual a su casa.