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viernes, julio 19, 2024
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    Juan 9 - Jünemann Septuaginta en español

    Jesús sana a un ciego de nacimiento

    1. El ciego de nacimiento Y pasando Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento.

    2. Y preguntáronle sus discípulos diciendo: «Rabí, ¿quién pecó: éste o sus padres para que ciego naciera?»

    3. Respondió Jesús: «Ni éste pecó, ni sus padres; pero para que se manifiesten las obras de Dios en él.

    4. Nosotros debemos obrar las obras del que me ha enviado, mientras día es; viene noche, cuando nadie puede obrar.

    5. En tanto yo en el mundo fuere, luz soy del mundo».

    6. Esto diciendo, esputó en tierra, e hizo lodo del esputo, y puso el lodo sobre sus ojos;

    7. y díjole: «Véte, lávate en el natatorio de Siloé «(lo que se interpreta: Enviado). Retiróse, pues, y lavóse y vino viendo.

    8. Los vecinos, pues, y los que le veían antes, porque mendigo era, decían: «¿No éste es el sentado y mendigando?»

    9. Otros decían: que «éste es»; otros decían: «No, sino semejante a él es»: Aquél decía: que «yo soy».

    10. Decíanle, pues: «¿Cómo abriéronsete los ojos?»

    11. Respondió aquél: «El hombre, el llamado Jesús, lodo hizo, y untó mis ojos y díjome: que «vete a Siloé, y lávate». Yéndome, pues, y lavándome, vi».

    12. Y dijéronle: «¿Dónde está aquél?». Dice «No sé».

    Los fariseos interrogan al ciego sanado

    13. Llévanle, pues, a los fariseos, al antes ciego.

    14. Y era sábado el día en que el lodo hizo Jesús y abrió sus ojos.

    15. De nuevo, pues, preguntáronle también los fariseos cómo vio. Y él díjoles: «Lodo puso sobre mis ojos, y lavéme, y veo».

    16. Decían, pues, de entre los fariseos algunos: «No es éste de Dios —el hombre, porque el sábado no guarda». Otros decían: «¿Cómo puede un hombre pecador tales señales hacer?» Y escisión había en ellos.

    17. Dicen, pues, al ciego de nuevo: «¿Qué tú dices de él, porque te abrió los ojos?» Y él dijo: «Que profeta es».

    18. No creyeron, pues, los judíos de él: que fue ciego y vio hasta que llamaron a los padres, del que vio;

    19. y les preguntaron, diciendo: «¿Este es el hijo vuestro, que vosotros decís que ciego nació? ¿Cómo, pues, ve ahora?»

    20. Respondieron, pues, sus padres, y dijeron: «Sabemos que éste es el hijo nuestro y que ciego nació;

    21. mas cómo ahora ve, no sabemos; o quién abrió sus ojos, nosotros no sabemos; a él preguntad; edad tiene; él acerca de sí mismo hablará».

    22. Esto dijeron sus padres porque temían a los judíos; pues ya habían acordado los judíos que, si alguno le confesaba Cristo, fuese entredicho de la sinagoga.

    23. Por esto sus padres dijeron: que «edad tiene; a él preguntad»,

    24. Llamaron, pues, al hombre por segunda vez, al que había sido ciego, y dijéronle: «Da gloria a Dios, nosotros sabemos que este hombre pecador es».

    25. Respondió, pues, aquél: «Si pecador es, no sé: una cosa sé: que, siendo ciego, ahora veo».

    26. Dijéronle pues: «¿Qué te hizo? ¿Cómo abrió tus ojos?»

    27. Respondióles: «Díjeos ya, y no oísteis(a). ¿Qué otra vez queréis oír? ¿Qué también vosotros queréis discípulos suyos haceros?»

    28. E improperáronle y dijeron: «Tú discípulo eres de aquél, pero nosotros de Moisés somos discípulos.

    29. Nosotros sabemos que a Moisés ha hablado Dios; pero éste no sabemos de dónde es».

    30. Respondió el hombre y díjoles: «Pues en esto lo admirable está: que vosotros no sabéis de dónde es; y abrió mis ojos.

    31. Sabemos que Dios a pecadores no oye; empero, si alguno temeroso de Dios fuere y su voluntad hiciere, a éste oye.

    32. Desde el siglo no se ha oído que abriera alguno ojos de ciego nato;

    33. si no fuese éste de Dios, no pudiera hacer nada».

    34. Respondieron y dijéronle: «En pecados tú naciste todo, ¿y tú nos enseñas?»; y arrojáronle fuera.

    Ceguera espiritual

    35. Oyó Jesús que le arrojaron fuera; y hallándole, dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?»

    36. «¿Y quién es —dijo— Señor, para creer yo en él?»

    37. Díjole Jesús: «Y le has visto, y el que habla contigo, ése es».

    38. Y él dijo: «Creo, Señor»; y adoróle.

    39. Y dijo Jesús: «A juicio yo a este mundo he venido, para que, los que no ven, vean, y los que ven, ciegos se hagan».

    40. Y oyeron, de entre los fariseos, esto los que con él estaban; y dijéronle: «¿Que también nosotros ciegos somos?»

    41. Díjoles Jesús: «Si ciegos fueseis, no tendríais pecado; mas ahora decís: que «vemos»; vuestro pecado queda.»