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sábado, agosto 17, 2024
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    Mateo 13 - Jünemann Septuaginta en español

    Parábola del sembrador

    1. Parábolas En aquel día, saliendo Jesús de la casa, sentóse junto al mar;

    2. y congregáronse a él turbas muchas, de modo que él, en barco entrando, se sentó y toda la turba sobre la ribera estaba parada,

    3. y hablóles muchas cosas en parábolas, diciendo: «He aquí salió el sembrador a sembrar.

    4. Y, sembrando él, lo uno cayó junto al camino y, viniendo los volátiles del cielo, devoráronlo.

    5. Y lo otro cayó sobre lo pedregoso, donde no tenía tierra mucha y pronto brotó por no tener hondura de tierra;

    6. pero, naciendo el sol, se quemó y, no teniendo raíz, secóse.

    7. Y lo otro cayó sobre las espinas, y subieron las espinas, y ahogáronlo.

    8. Y lo otro cayó sobre la tierra la bella y daba fruto; cual a ciento; cual a sesenta; cual a treinta.

    9. El que tenga orejas para oír, oiga».

    Propósito de las parábolas

    10. Y allegándose los discípulos, dijéronle: «¿Por qué en parábolas les hablas?»

    11. Y él respondiendo, díjoles: «Porque a vosotros es dado conocer los misterios del reino de los cielos; mas a aquéllos no es dado.

    12. Pues, quien tuviere,(a) le será dado; y abundará; pero, el que no tuviere, —aún lo que tuviere, le será quitado.

    13. Por esto en parábolas les hablo, porque viendo no ven(b), y oyendo no oyen, ni entienden.

    14. Y cumplida les está la profecía de Isaías, la que dice: (Is. 6,9-10.) Con oído oiréis y no entenderéis, no; Y mirando, miraréis y no veréis, no.

    15. Pues se endureció el corazón de este pueblo y con las orejas pesadamente han oído; y sus ojos han ido cerrando, que jamás vean con los ojos, y con las orejas oigan, y con el corazón entiendan; y se conviertan, y yo los sane.

    16. De vosotros, empero, felices los ojos porque miran, y las orejas, porque oyen.

    17. Pues, en verdad dígoos que muchos profetas y justos anhelaron ver lo que miráis y no vieron, y oír lo que oís, y no oyeron.

    Jesús explica la parábola del sembrador

    18. Vosotros, pues, oid la parábola del que siembra.

    19. De todo el que oyere la palabra del reino y no entendiere, —viene el malo y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el junto al camino sembrado.

    20. Y el sobre lo pedregoso sembrado; éste es el que la palabra oye y al punto con alegría la recibe;

    21. pero no tiene raíz en sí mismo, sino que temporal es, y viniendo tribulación o persecución por la palabra, al punto se escandaliza.

    22. Y el sobre las espinas sembrado: éste es el que la palabra oye, y el cuidado del siglo y el engaño de las riquezas acaba de ahogar la palabra, e infructuosa se hace.

    23. Y el sobre la hermosa tierra sembrado: éste es el que la palabra oye y entiende, el que fructifica y da: quien a ciento; quien a sesenta; quien a treinta.»

    Parábola del trigo y la cizaña

    24. Otra parábola propúsoles, diciendo: «Asemejádose ha el reino de los cielos a un hombre sembrando hermosa simiente en su campo.

    25. Y mientras dormían los hombres, vino el enemigo de él, y sobresembró cizaña en medio del trigo, y se fue.

    26. Y cuando floreció la yerba y fruto dio, entonces apareció también la cizaña.

    27. Y, llegándose los siervos del dueño de casa le dijeron: «Señor, ¿no has acaso hermosa simiente sembrado en tu campo? ¿de dónde pues, tiene cizaña?

    28. Y él díjoles: «Enemigo hombre esto hizo». Y ellos le dicen: «¿Quieres, pues que, yendo, la recojamos?»

    29. Y les dice: «No», no sea que, recogiendo la cizaña, desarraiguéis a la vez con ella el trigo.

    30. Dejad crecer juntamente los dos hasta la siega; y, en tiempo de la siega, diré a los segadores: «Recoged primero la cizaña y atadla en atados para quemarla; y el trigo juntad en mi granero.»

    Parábola de la semilla de mostaza

    31. Otra parábola propúsoles diciendo: «Semejante es el reino de los cielos a un grano de mostaza, el que tomando un hombre, sembró en su campo,

    32. la cual, aunque es la más pequeña de todas las simientes, sin embargo, cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas y se hace árbol que vienen los volátiles del cielo y moran en sus ramas.»

    Parábola de la levadura

    33. Otra parábola hablóles: «Semejante es el reino de los cielos a levadura, que tomando una mujer, escondió en, de harina, satos(c) tres hasta que se leudó todo».

    El uso que Jesús hace de las parábolas

    34. Todo esto habló Jesús en parábolas a las turbas, y sin parábola nada les hablaba.

    35. Para que se cumpliese lo dicho por el profeta, diciendo: «Abriré en parábolas mi boca; desbordaréme en cosas escondidas desde la creación del mundo».

    36. Entonces, despidiendo las turbas, vino a la casa. Y llegáronse a él sus discípulos, diciendo: «Acláranos bien la parábola de la cizaña del campo».

    37. Y él respondiendo, dijo: «El que siembra la bella simiente es el Hijo del hombre;

    38. y el campo es el mundo, y la bella simiente —éstos son los hijos del reino; y la cizaña son los hijos del malo;

    39. y el enemigo el que la siembra, es el diablo; y la siega, consumación de siglos, y los segadores ángeles son.

    40. Así como, pues, se recoge la cizaña y con fuego se quema, así será en la consumación del siglo.

    41. Enviará el Hijo del hombre sus ángeles y recogerán de su reino todos los escándalos y a los que hacen la iniquidad.

    42. y arrojaránles en el horno del fuego; allí habrá el llanto y el rechino de los dientes.

    43. Entonces los justos destellarán como el sol, en el reino de su Padre. Quien tuviere orejas para oír, oiga.»

    El tesoro escondido

    44. «Símil es el reino de los cielos a un tesoro escondido en el campo, el que, encontrando un hombre, escondió, y de gozo de él se va, y vende cuanto tiene y compra aquel campo.»

    La perla de gran precio

    45. «De nuevo símil es el reino de los cielos a un mercader buscando hermosas perlas;

    46. y, encontrando una preciosa perla, yéndose, ha vendido todo cuanto tenía, y compróla.»

    La red

    47. «De nuevo símil es el reino de los cielos a una red lanzada al mar y de todo género(d) juntando,

    48. la que, cuando se llenó, sacándola fuera a la playa y sentándose, reunieron lo hermoso en vasos, pero lo podrido fuera arrojaron.

    49. Así será en la consumación del siglo: saldrán los ángeles y separarán a los malos de en medio de los justos,

    50. y arrojaránles en el horno del fuego; allí habrá el llanto y el rechino de los dientes.

    Tesoros nuevos y viejos

    51. ¿Tenéis entendido esto todo?». Dícenle: «Sí».

    52. Y él díjoles: «Por esto,(e) todo escriba instruido en el reino de los cielos símil es a un hombre dueño de casa, el cual saca de su tesoro cosas nuevas y viejas.»

    Jesús en Nazaret

    53. Y sucedió, cuando acabó Jesús estas parábolas pasó de allí.

    54. Y viniendo a su patria, enseñóles en la sinagoga de ellos, que se arrobaron y dijeron: «¿De dónde a éste esta sabiduría y los poderes?(f)

    55. ¿No es éste del carpintero hijo? ¿No la madre de él se llama María y los hermanos de él Santiago, y José, y Simón y Judas?

    56. Y las hermanas de él ¿acaso no todas con nosotros están? ¿De dónde, pues, a éste todo esto?»

    57. Y escandalizábanse en él. Y Jesús díjoles: «No hay profeta deshonrado, sino en su patria y en su casa».

    58. Y no hizo allí poderes muchos, por la incredulidad de ellos.