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domingo, agosto 18, 2024
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    Mateo 16 - Jünemann Septuaginta en español

    La demanda de una señal

    1. Enseñanzas La señal de Jonás Y acercándose los fariseos y saduceos, tentando, pidiéronle señal del cielo les mostrara.

    2. Mas él, respondiendo, díjoles: «Al atardecer, decís: «Bonanza, que se enrojece el cielo»;

    3. Y al alba: «Hoy tempestad que se enrojece, entristeciéndose el cielo». La faz del cielo, ciertamente, sabéis distinguir; pero ¿las señales de los tiempos no podéis?

    4. Generación mala y adúltera señal pide, y señal no se le dará sino la señal de Jonás.» Y abandonándoles, se fue.

    La levadura de los fariseos

    5. Y viniendo los discípulos allende, olvidaron panes tomar.

    6. Y Jesús, díjoles: «Mirad y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos».

    7. Y ellos consideraban entre sí, diciendo: que «panes no hemos tomado».

    8. Y conociendo Jesús, dijo: «¿Qué consideráis dentro de vosotros, poco creyentes, que panes no tenéis?

    9. ¿Aún no comprendéis, ni recordáis los cinco panes de los cinco mil y cuantos cofines cogistéis?

    10. Ni los siete panes de los cuatro mil, y cuántas espuertas cogisteis?

    11. ¿Cómo no comprendéis que no de panes os dije: «Y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos?»

    12. Entonces comprendieron que no dijo se guardasen de la levadura de los panes, sino de la doctrina de los fariseos y saduceos.

    La confesión de Pedro

    13. Y viniendo Jesús a las partes de Cesarea, la de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: «¿Quién dicen los hombres ser el Hijo del hombre?»

    14. Y ellos dijeron: «Unos que Juan el Bautista; otros que Elías; otros que Jeremías, o uno de los profetas».

    15. Díceles: «Y vosotros ¿quién decís que soy?»

    16. Y respondiendo Simón Pedro, dijo: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el viviente».

    17. Y respondiendo Jesús, díjole: «Bienaventurado eres, Simón Barjonás(a), porque carne y sangre(b) no te ha revelado, sino mi Padre el de los cielos.

    18. Y yo también(c) te digo que tú eres Pedro(d) y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y puertas de infierno no prevalecerán contra ella.

    19. Te daré las llaves del reino de los cielos, y lo que atares sobre la tierra, atado estará en los cielos, y lo que desatares sobre la tierra, desatado estará en los cielos.»

    20. Entonces intimó a sus discípulos que a nadie digan que él es el Cristo.

    Jesús anuncia su muerte

    21. Desde entonces empezó Jesús a manifestar a sus discípulos que debe él a Jerusalén ir y mucho padecer de los ancianos y sumos sacerdotes y escribas, y ser muerto, y al tercer día, resucitar.

    22. Y tomándole aparte Pedro, dícele intimando: «¡Lejos de ti Señor!: no te será esto, no».

    23. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Retírate! detrás de mí, Satán(e); escándalo(f) eres mío, porque no piensas lo de Dios, sino lo de los hombres.»

    24. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «si alguno quiere en pos de mí venir, niéguese a sí mismo, y alce su cruz, y sígame.

    25. Pues el que quisiere su alma salvar, perderála; mas, el que perdiere su alma por causa mía, hallarála.

    26. Pues ¿qué aprovechará un hombre, si el mundo entero ganare y a su alma dañare? O ¿qué dará un hombre en cambio de su alma?

    27. Pues debe el Hijo del hombre de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces remunerará a cada uno según su conducta.

    28. En verdad os digo que hay algunos de los aquí parados los que no gustarán(g) muerte hasta que no vieren al Hijo del hombre venir en su realeza»(h).