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jueves, julio 18, 2024
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    Números 35 - Jünemann Septuaginta en español

    Herencia de los levitas

    1. Ciudades levíticas y asilatorias Y habló el Señor a Moisés en las llanuras de Moab, sobre el Jordán, enfrente de Jericó, diciendo:

    2. «Ordena a los hijos de Israel, y darán a los levitas de sus heredades de posesión ciudades de habitar; y los suburbanos de las ciudades darán a los levitas;

    3. y serán de ellos las ciudades de habitar y los ejidos de ellas serán para su ganado y todos sus cuadrúpedos;

    4. y los ejidos de las ciudades que daréis a los levitas, desde el muro de la ciudad para fuera: mil(a) codos en contorno:

    5. y medirás, fuera de la ciudad, la parte al oriente: dos mil codos; y la parte al mediodía: dos mil codos; y la parte occidental: dos mil codos; y la parte septentrional: dos mil codos; y la ciudad, al medio de esto, os estará, y los suburbanos de las ciudades.

    6. Y las ciudades daréis a los levitas: las seis ciudades del refugio, que daréis a refugiarse allí al homicida; y, además de éstas: cuarenta y dos ciudades.

    7. Todas las ciudades que daréis a los levitas: cuarenta y ocho ciudades; ellas y los suburbanos de ellas.

    8. Y las ciudades que diereis, de la heredad de los hijos de Israel: de los de mucho, mucho; y de los pocos, poco: cada uno, según su heredad que hubieren heredado, darán, de las ciudades, a los levitas.»

    Ciudades de refugio

    9. Y habló el Señor a Moisés diciendo:

    10. «Habla a los hijos de Israel, y les dirás: «Vosotros pasáis el Jordán a tierra de Canaán;

    11. y os elegiréis ciudades: refugios os serán para refugiarse allí el homicida; todo el que hubiere percutido alma involuntariamente.

    12. Y serán las ciudades para vosotros refugios ante el consanguíneo, y no morirá el homicida, hasta que comparezca delante de la congregación en juicio.

    13. Y las ciudades que daréis, las seis ciudades, refugios os serán;

    14. las tres ciudades daréis, allende el Jordán, y las tres ciudades daréis en tierra de Canaán; asilos serán,

    15. para los hijos de Israel y para el peregrino y el advenedizo entre vosotros. Serán estas ciudades para refugio, para refugiarse allí todo el que hubiere percutido alma involuntariamente.

    16. Pero, si con instrumento de hierro le percutiere, y muriere, asesino es: de muerte muera el asesino.

    17. Y, si con piedra, de mano, con la que muera, le percutiere, y muriere, asesino es: de muerte muera el asesino.

    18. Y, si con instrumento de palo, de mano, con el que muera, le percutiere, y muriere, asesino es: de muerte muera el asesino.

    19. El consanguineo, éste matará al asesino; donde le hallare éste, le matará.

    20. Y, si por enemistad, le golpeare y tirare sobre él, toda cosa por acechanzas, y muriere;

    21. o por ira, le percutiere con la mano, y muriere; de muerte muera el percusor: asesino es: de muerte muera el asesino: el consanguíneo matará al asesino, encontrándose con él.

    22. Pero, si fortuitamente, no por enemistad, le atropellare, o lanzare sobre él toda cosa no por acechanza;

    23. o con toda piedra, con que se ha muerto, no sabiendo hubiere caído sobre él, y muriere; y él no era su enemigo, ni buscaba hacerle mal;

    24. juzgará la congregación entre el que hubiere percutido y entre el consanguíneo, según estos juicios;

    25. y salvará la congregación al homicida de la mano del consanguíneo; y restituiránle la sinagoga a la ciudad de asilo suya donde se asilare; y habitará allí hasta que muera el sacerdote el grande, a quien ungieron con el óleo el sacro.

    26. Y, si saliendo, saliere el homicida de los límites de la ciudad de su asilo;

    27. y matare el consanguíneo al homicida, culpable no es.

    28. Pues en las ciudades de su asilo habitará hasta que muera el sacerdote el grande; y, después de morir el sacerdote el grande, volverá el homicida a la tierra de su posesión.

    Ley sobre los testigos y sobre el rescate

    29. Y seráos esto en justicia de juicio, en vuestras generaciones, en todas vuestras moradas.

    30. Todo el que percutiere un alma —por testigos matarás al asesino; y un testigo no atestiguará sobre el alma para que muera.

    31. Y no tomaréis rescate por el alma de un asesino; del que es reo de muerte; pues de muerte morirá.

    32. No tomaréis rescate del huir a la ciudad de asilo, para volver a habitar en la tierra, hasta que muera el sacerdote;

    33. y no profanaréis la tierra en que habitáis; que esta sangre profana la tierra, y no se expiará la tierra de la sangre derramada sobre ella sino con la sangre del que la derramó.

    34. Y no mancillaréis la tierra en que habitáis en que yo habitaré entre vosotros; pues yo soy el Señor el que habito en medio de los hijos de Israel.