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miércoles, julio 17, 2024
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    2 Reyes 20 - La Palabra (HispanoAmericana)

    Enfermedad de Ezequías

    1. Por aquel tiempo enfermó gravemente Ezequías. El profeta Isaías, hijo de Amós, fue a visitarlo y le dijo:— Esto dice el Señor: “Pon en orden tus asuntos, pues vas a morir; no te curarás”.

    2. Ezequías se volvió cara a la pared y oró con estas palabras al Señor:

    3. — ¡Ay, Señor! recuerda que me he comportado con fidelidad y rectitud en tu presencia, haciendo lo que te agrada. Y rompió a llorar a lágrima viva.

    4. Antes de que Isaías hubiese salido del patio, le llegó este mensaje del Señor:

    5. — Vuelve y dile a Ezequías, el jefe de mi pueblo: “Así dice el Señor, Dios de tu antepasado David: He oído tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a curarte, y dentro de tres días podrás ir al Templo del Señor.

    6. Voy a alargar tu vida otros quince años; libraré a ti y a esta ciudad de caer en poder del rey de Asiria, y la defenderé por mi honor y el de David, mi servidor”.

    7. Luego Isaías ordenó: — Tráiganme una torta de higos. Se la llevaron, la aplicaron sobre la parte enferma y Ezequías sanó.

    8. Entonces Ezequías preguntó a Isaías: — ¿Cuál será la señal de que el Señor me curará y de que en tres días podré ir al Templo?

    9. Isaías le respondió: — Esta será la señal de que el Señor cumplirá la promesa que te ha hecho. ¿Qué prefieres, que la sombra avance diez grados o que retroceda otros tantos?

    10. Ezequías dijo: — Lo normal es que la sombra avance. Prefiero que retroceda diez grados.

    11. Entonces el profeta Isaías invocó al Señor, y el Señor hizo que la sombra retrocediera diez grados en el reloj de sol de Ajaz.

    Ezequías recibe a los enviados de Babilonia

    12. Por entonces* el rey de Babilonia, Merodac Baladán, hijo de Baladán, mandó una carta y un regalo a Ezequías, pues se había enterado de que estaba enfermo.

    13. Ezequías atendió a los mensajeros y les mostró el palacio y sus tesoros: la plata y el oro, las especias y perfumes, la armería y todo lo que había en sus depósitos. Ezequías no dejó nada sin enseñarles de su palacio y de todos sus dominios.

    14. Luego el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó: — ¿Qué te dijeron esos hombres? ¿De dónde han venido? Ezequías respondió: — Han venido de Babilonia, un país lejano.

    15. Isaías preguntó de nuevo: — ¿Y qué han visto en tu palacio? Ezequías le dijo: — Todo lo que hay en palacio. No ha quedado nada de mis tesoros por enseñarles.

    16. Entonces Isaías le dijo: — Escucha este mensaje del Señor:

    17. “Llegará un día en que se llevarán a Babilonia todo lo que hay en tu palacio, todo lo que tus antepasados han reunido hasta hoy, y no quedará nada, dice el Señor.

    18. Incluso a algunos de los hijos que tienes y que has engendrado, los emplearán como eunucos en el palacio del rey de Babilonia.”

    19. Ezequías dijo: — Me parece bien la palabra del Señor que me has anunciado. Pues pensaba que durante su vida, al menos, habría paz y seguridad.

    Muerte de Ezequías

    20. El resto de la historia de Ezequías y todas sus hazañas, la alberca y el canal que hizo para llevar las aguas a la ciudad, está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Judá.

    21. Cuando Ezequías murió, su hijo Manasés le sucedió como rey.