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lunes, agosto 19, 2024
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    Jeremías 21 - La Palabra (HispanoAmericana)

    Jerusalén será destruida

    1. Palabra que recibió Jeremías de parte del Señor, cuando el rey Sedecías le envió a Pasjur, hijo de Malaquías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, con este encargo:

    2. — Consulta al Señor por nosotros, ahora que Nabucodonosor, rey de Babilonia, está en guerra con nosotros. Tal vez el Señor realice a nuestro favor sus conocidos prodigios, y Nabucodonosor levante el cerco.

    3. Les respondió Jeremías: — Esto le dirán a Sedecías:

    4. “Así dice el Señor, Dios de Israel: Voy a hacer que las tropas con que tratan de hacer frente, fuera de las murallas, al rey de Babilonia y a los caldeos que los cercan, retrocedan y se reúnan en medio de esta ciudad.

    5. Yo en persona lucharé contra ustedes, con mano extendida y potente brazo, con ira, con cólera y con rabia incontrolada.

    6. Mataré a los habitantes de esta ciudad: personas y animales morirán víctimas de una gran peste.

    7. Después de esto —oráculo del Señor—, entregaré a Sedecías, rey de Judá, a sus cortesanos y a la gente de esta ciudad que haya sobrevivido a la peste, a la espada y al hambre, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, en manos de sus enemigos y en manos de los que quieren matarlos. Acabará con ellos a filo de espada, sin piedad, sin misericordia y sin compasión”.

    8. Y a este pueblo le dirás: “Así dice el Señor: Pongo ante ustedes un camino de muerte y un camino de vida:

    9. el que se quede en esta ciudad, morirá a espada, de hambre o de peste; el que salga y se pase a los caldeos que los están asediando, seguirá con vida: su vida será su botín.

    10. Pues he dirigido mi mirada hacia esta ciudad para mal, no para bien —oráculo del Señor—; será entregada en manos del rey de Babilonia, que la pasará a fuego”.

    11. Familia real de Judá, escucha la palabra del Señor.

    12. Porque esto dice el Señor a los descendientes de David: juzguen cada mañana conforme a derecho, liberen al desposeído de manos del opresor, para que no estalle mi ira como fuego y arda sin nadie que la apague, a causa de sus malas acciones.

    13. Aquí estoy contra ti, ciudad asentada en el valle, roca que domina la llanura —oráculo del Señor—. Dicen: “¿Quién vendrá contra nosotros? ¿Quién entrará en nuestros escondrijos?”.

    14. Pues pienso pedirles cuentas, conforme al fruto de sus acciones —oráculo del Señor—: prenderé fuego a su bosque y arderá todo alrededor.