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jueves, julio 18, 2024
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    Hechos 8 - EUNSA (Nuevo Testamento)

    2. Unos varones piadosos enterraron a Esteban e hicieron un gran duelo por él.

    3. Por su parte, Saulo hacía estragos en la Iglesia, iba de casa en casa, apresaba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.

    Predicación del evangelio en Samaria

    4. Los que se habían dispersado iban de un lugar a otro anunciando la palabra del Evangelio.

    5. Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a Cristo.

    6. La muchedumbre atendía unánime a lo que decía Felipe, al oír y ver los signos milagrosos que realizaba,

    7. pues los espíritus impuros salían, con grandes voces, de muchos que estaban poseídos por ellos, y muchos paralíticos y cojos eran curados.

    8. Hubo gran alegría en aquella ciudad.

    9. Un hombre que se llamaba Simón había ejercido la magia en la ciudad y había embaucado a la gente de Samaría diciéndoles que era alguien grande.

    10. Todos, del menor al mayor, le prestaban atención y decían: -Éste es la Potencia de Dios, llamada la Grande.

    11. Le escuchaban porque desde hacía tiempo los había seducido con sus magias.

    12. Pero cuando empezaron a creer a Felipe, que les anunciaba el Evangelio del Reino de Dios y el nombre de Jesucristo, hombres y mujeres comenzaron a bautizarse.

    13. Entonces creyó también el propio Simón y, después de ser bautizado, seguía asiduamente a Felipe. Veía los signos milagrosos y los grandes prodigios que se realizaban, y se llenaba de admiración.

    14. Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaría había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan.

    15. Éstos, nada más llegar, rezaron por ellos, para que recibieran el Espíritu Santo,

    16. pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que sólo estaban bautizados en el nombre del Señor Jesús.

    17. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.

    18. Al ver Simón que por la imposición de manos de los apóstoles se confería el Espíritu Santo, les ofreció dinero:

    19. -Dadme también a mí ese poder, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo.

    20. Pero Pedro le respondió: -Que tu dinero vaya contigo a la perdición, por pensar que con dinero se puede conseguir el don de Dios.

    21. No tienes parte ni herencia alguna en esta empresa, porque tu corazón no es recto ante Dios.

    22. Por tanto, arrepiéntete de esta iniquidad tuya y suplica al Señor para ver si se te perdona este pensamiento de tu corazón;

    23. pues veo que estás lleno de maldad y atado por cadenas de iniquidad.

    24. Respondió Simón: -Rogad vosotros por mí al Señor, para que no me sobrevenga nada de lo que habéis dicho.

    25. En cuanto dieron testimonio y predicaron la palabra del Señor, emprendieron regreso a Jerusalén y evangelizaban muchos lugares de samaritanos.

    Felipe y el etíope

    26. Un ángel del Señor le habló a Felipe: -Levántate y vete hacia el sur, a la ruta que baja de Jerusalén a Gaza y que está desierta.

    27. Se levantó y se puso en camino. En esto, un hombre de Etiopía, eunuco, dignatario de Candace -la reina de Etiopía- y superintendente de su tesoro, que había venido a Jerusalén para adorar a Dios,

    28. volvía sentado en su carro leyendo al profeta Isaías.

    29. Le dijo entonces el Espíritu a Felipe: -Acércate y ponte al lado de ese carro.

    30. Corrió Felipe a su lado y oyó que leía al profeta Isaías. Entonces le dijo: -¿Entiendes lo que lees?

    31. Él respondió: -¿Cómo lo voy a entender si no me lo explica alguien? Rogó entonces a Felipe que subiera y se sentase junto a él.

    32. El pasaje de la Escritura que iba leyendo era el siguiente: "Como oveja fue llevado al matadero", "y como mudo cordero ante el esquilador", "así no abrió la boca."

    33. "En su humillación se le negó la justicia." "¿Quién hablará de su posteridad?", "ya que su vida es arrebatada de la tierra".

    34. El eunuco le dijo a Felipe: -Te ruego que me digas de quién dice esto el profeta: ¿de sí mismo o de algún otro?

    35. Entonces Felipe tomó la palabra y, comenzando por este pasaje, le anunció el Evangelio de Jesús.

    36. Mientras iban por el camino llegaron a un lugar donde había agua, y le dijo el eunuco: -Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?

    37. (TEXTO OMITIDO)

    38. Mandó detener el carro y bajaron los dos, Felipe y el eunuco, hasta el agua. Y le bautizó.

    39. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y no le vio más el eunuco, que siguió alegre su camino.

    40. Felipe se encontró en Azoto y anunciaba el Evangelio a todas las ciudades por donde pasaba, hasta que llegó a Cesarea.