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sábado, agosto 17, 2024
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    Lucas 14 - EUNSA (Nuevo Testamento)

    Jesús sana a un hidrópico

    1. Un sábado, entró él a comer en casa de uno de los principales fariseos y ellos le estaban observando.

    2. Y resultó que delante de él había un hombre hidrópico.

    3. Y tomando la palabra, les dijo Jesús a los doctores de la Ley y a los fariseos: -¿Es lícito curar en sábado o no?

    4. Pero ellos callaron. Y tomándolo, lo curó y lo despidió.

    5. Y les dijo: -¿Quién de vosotros, si se le cae al pozo un hijo o un buey, no lo saca enseguida un día de sábado?

    6. Y no pudieron responderle a esto.

    Los convidados a las bodas

    7. Les proponía a los invitados una parábola, al notar cómo iban eligiendo los primeros puestos:

    8. -Cuando alguien te invite a una boda, no vayas a sentarte en el primer puesto, no sea que otro más distinguido que tú haya sido invitado por él

    9. y, al llegar el que os invitó a ti y al otro, te diga: "Cédele el sitio a éste", y entonces empieces a buscar, lleno de vergüenza, el último lugar.

    10. Al contrario, cuando te inviten, ve a ocupar el último lugar, para que cuando llegue el que te invitó te diga: "Amigo, sube más arriba". Entonces quedarás muy honrado ante todos los comensales.

    11. Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.

    12. Decía también al que le había invitado: -Cuando des una comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos, no sea que también ellos te devuelvan la invitación y te sirva de recompensa.

    13. Al contrario, cuando des un banquete, llama a pobres, a tullidos, a cojos y a ciegos;

    14. y serás bienaventurado, porque no tienen para corresponderte. Se te recompensará en la resurrección de los justos.

    Parábola de la gran cena

    15. Cuando oyó esto uno de los comensales, le dijo: -Bienaventurado el que coma el pan en el Reino de Dios.

    16. Pero él le dijo: -Un hombre daba una gran cena e invitó a muchos.

    17. Y envió a su siervo a la hora de la cena para decir a los invitados: "Venid, que ya está todo preparado".

    18. Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo necesidad de ir a verlo; te ruego que me des por excusado".

    19. Y otro dijo: "Compré cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas; te ruego que me des por excusado".

    20. Otro dijo: "Acabo de casarme, y por eso no puedo ir".

    21. Regresó el siervo y contó esto a su señor. Entonces, irritado el amo de la casa, le dijo a su siervo: "Sal ahora mismo a las plazas y calles de la ciudad y trae aquí a los pobres, a los tullidos, a los ciegos y a los cojos".

    22. Y el siervo dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio".

    23. Entonces dijo el señor a su siervo: "Sal a los caminos y a los cercados y obliga a entrar, para que se llene mi casa.

    24. Porque os aseguro que ninguno de aquellos hombres invitados gustará mi cena".

    Lo que cuesta seguir a Cristo

    25. Iba con él mucha gente, y se volvió hacia ellos y les dijo:

    26. -Si alguno viene a mí y no odia a su padre y a su madre y a su mujer y a sus hijos y a sus hermanos y a sus hermanas, hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo.

    27. Y el que no carga con su cruz y viene detrás de mí, no puede ser mi discípulo.

    28. "Porque, ¿quién de vosotros, al querer edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos a ver si tiene para acabarla?

    29. No sea que, después de poner los cimientos y no poder acabar, todos los que lo vean empiecen a burlarse de él,

    30. y digan: "Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar".

    31. ¿O qué rey, que sale a luchar contra otro rey, no se sienta antes a deliberar si puede enfrentarse con diez mil hombres al que viene contra él con veinte mil?

    32. Y si no, cuando todavía está lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz.

    33. Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes no puede ser mi discípulo.

    Cuando la sal pierde su sabor

    34. "La sal es buena; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué se sazonará?

    35. No es útil ni para la tierra ni para el estercolero; la tiran fuera. Quien tenga oídos para oír, que oiga.