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sábado, agosto 17, 2024
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    Lucas 7 - EUNSA (Nuevo Testamento)

    Jesús sana al siervo de un centurión

    1. Cuando terminó de decir todas estas palabras al pueblo que le escuchaba, entró en Cafarnaún.

    2. Había allí un centurión que tenía un siervo enfermo, a punto de morir, a quien estimaba mucho.

    3. Habiendo oído hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos para rogarle que viniera a curar a su siervo.

    4. Ellos, al llegar donde Jesús, le rogaban encarecidamente diciendo: -Merece que hagas esto,

    5. porque aprecia a nuestro pueblo y él mismo nos ha construido la sinagoga.

    6. Jesús, pues, se puso en camino con ellos. Y no estaba ya lejos de la casa cuando el centurión le envió unos amigos para decirle: -Señor, no te tomes esa molestia, porque no soy digno de que entres en mi casa,

    7. por eso ni siquiera yo mismo me he considerado digno de ir a tu encuentro. Pero dilo de palabra y mi criado quedará sano.

    8. Pues también yo soy un hombre sometido a disciplina y tengo soldados a mis órdenes. Le digo a uno: "Vete", y va; y a otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto", y lo hace.

    9. Al oír esto, Jesús se admiró de él, y volviéndose a la multitud que le seguía, dijo: -Os digo que ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande.

    10. Y cuando volvieron a casa, los enviados encontraron sano al siervo.

    Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín

    11. Después, marchó a una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre.

    12. Al acercarse a la puerta de la ciudad, resultó que llevaban a enterrar un difunto, hijo único de su madre, que era viuda. Y la acompañaba una gran muchedumbre de la ciudad.

    13. El Señor la vio y se compadeció de ella. Y le dijo: -No llores.

    14. Se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: -Muchacho, a ti te digo, levántate.

    15. Y el que estaba muerto se incorporó y comenzó a hablar. Y se lo entregó a su madre.

    16. Y se llenaron todos de temor y glorificaban a Dios diciendo: "Un gran profeta ha surgido entre nosotros", y "Dios ha visitado a su pueblo".

    17. Esta opinión sobre él se divulgó por toda Judea y por todas las regiones vecinas.

    Los mensajeros de Juan el Bautista

    18. Informaron a Juan sus discípulos de todas estas cosas.

    19. Y Juan llamó a dos de ellos, y los envió al Señor a preguntarle: -¿Eres tú el que va a venir o esperamos a otro?

    20. Cuando aquellos hombres se presentaron ante él le dijeron: -Juan el Bautista nos ha enviado a ti a preguntarte: "¿Eres tú el que va a venir o esperamos a otro?".

    21. En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades, de dolencias y de malos espíritus y dio la vista a muchos ciegos.

    22. Y les respondió: -Id y anunciadle a Juan lo que habéis visto y oído:" los ciegos ven", los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y" a los pobres se les anuncia el Evangelio".

    23. Y bienaventurado el que no se escandalice de mí.

    24. Cuando los enviados de Juan se marcharon, se puso a hablar de Juan a la multitud: -¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?

    25. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre vestido con finos ropajes? Daos cuenta de que los que visten con lujo y viven entre placeres están en palacios de reyes.

    26. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os lo aseguro, y más que un profeta.

    27. Éste es de quien está escrito: "Mira que envío a mi mensajero delante de ti, para que vaya preparándote el camino".

    28. "Os digo que entre los nacidos de mujer nadie hay mayor que Juan; pero el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él.

    29. "Y todo el pueblo -incluso los publicanos- le escuchó y reconoció la justicia de Dios, recibiendo el bautismo de Juan.

    30. Pero los fariseos y los doctores de la Ley rechazaron el plan de Dios sobre ellos al no querer ser bautizados por él.

    31. "Así pues, ¿con quién voy a comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen?

    32. Se parecen a los niños sentados en la plaza y que se gritan unos a otros aquello que dice: "Hemos tocado para vosotros la flauta y no habéis bailado; hemos cantado lamentaciones y no habéis llorado".

    33. "Porque viene Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y decís: "Tiene un demonio".

    34. Viene el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: "Fijaos: un hombre comilón y bebedor, amigo de publicanos y de pecadores".

    35. "Pero la sabiduría queda acreditada por todos sus hijos.

    Jesús en el hogar de Simón el fariseo

    36. Uno de los fariseos le rogaba que comiera con él; y entrando en casa del fariseo se recostó a la mesa.

    37. Y entonces una mujer pecadora que había en la ciudad, al enterarse que estaba sentado a la mesa en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro con perfume,

    38. y por detrás se puso a sus pies llorando y comenzó a bañarle los pies con sus lágrimas, y los enjugaba con sus cabellos, los besaba y los ungía con el perfume.

    39. Al ver esto el fariseo que le había invitado, se decía: "Si éste fuera profeta, sabría con certeza quién y qué clase de mujer es la que le toca: que es una pecadora".

    40. Jesús tomó la palabra y le dijo: -Simón, tengo que decirte una cosa. Y él contestó: -Maestro, di.

    41. -Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y otro cincuenta.

    42. Como ellos no tenían con qué pagar, se lo perdonó a los dos. ¿Cuál de ellos le amará más?

    43. -Supongo que aquel a quien perdonó más -contestó Simón. Entonces Jesús le dijo: -Has juzgado con rectitud.

    44. Y vuelto hacia la mujer, le dijo a Simón: -¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella en cambio me ha bañado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos.

    45. No me diste el beso. Pero ella, desde que entré no ha dejado de besar mis pies.

    46. No has ungido mi cabeza con aceite. Ella en cambio ha ungido mis pies con perfume.

    47. Por eso te digo: le son perdonados sus muchos pecados, porque ha amado mucho. Aquel a quien menos se perdona menos ama.

    48. Entonces le dijo a ella: -Tus pecados quedan perdonados.

    49. Y los convidados comenzaron a decir entre sí: -¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?

    50. Él le dijo a la mujer: -Tu fe te ha salvado; vete en paz.