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viernes, agosto 16, 2024
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    Marcos 13 - EUNSA (Nuevo Testamento)

    Jesús predice la destrucción del templo

    1. Al salir del Templo le dice uno de sus discípulos: -Maestro, mira qué piedras y qué edificios.

    2. Jesús le responde: -¿Ves estas grandes construcciones? No quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derruida.

    Señales antes del fin

    3. Y estando sentado Jesús en el Monte de los Olivos, enfrente del Templo, le preguntaron a solas Pedro, Santiago, Juan y Andrés:

    4. -Dinos cuándo ocurrirán estas cosas y cuál será la señal de que todo esto está a punto de llegar a su fin.

    5. Entonces comenzó Jesús a decirles: -Mirad que no os engañe nadie.

    6. Vendrán en mi nombre muchos diciendo: "Yo soy"; y a muchos los seducirán.

    7. Cuando oigáis hablar de guerras y de rumores de guerras, no os inquietéis; porque es necesario que ocurra, pero todavía no es el fin.

    8. Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá terremotos en diversos lugares, habrá hambre. Esto será el comienzo de los dolores.

    9. "Vosotros estad alerta: os entregarán a los tribunales, y seréis azotados en las sinagogas, y compareceréis por causa mía ante los gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos.

    10. Pero es necesario que antes sea predicado el Evangelio a todos los pueblos.

    11. Y cuando os conduzcan para entregaros, no os preocupéis por lo que debéis decir; más bien tenéis que decir lo que en aquel momento se os comunique. Pues no sois vosotros los que vais a hablar, sino el Espíritu Santo.

    12. Entonces el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres para hacerles morir.

    13. Y os odiarán todos a causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.

    14. "Cuando veáis "la abominación de la desolación" erigida donde no debe -quien lea, entienda-, entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes;

    15. quien esté en el terrado, que no baje ni entre a tomar nada de su casa;

    16. y quien esté en el campo, que no vuelva atrás para tomar su manto.

    17. ¡Ay de las que estén encintas y de las que estén criando esos días!

    18. Rogad para que no ocurra en invierno:

    19. habrá en aquellos días "una tribulación, como no la hubo igual desde el principio de la creación" que hizo Dios "hasta ahora", ni la habrá.

    20. Y de no acortar el Señor esos días, no se salvaría nadie; sin embargo, ha acortado los días en atención a los elegidos, que él se eligió.

    21. "Entonces, si alguien os dijese: "Mira, aquí está el Cristo", o "mira, allí está", no os lo creáis.

    22. Surgirán falsos mesías y falsos profetas, y harán señales y prodigios para engañar, si fuera posible, a los elegidos.

    23. Vosotros estad alerta; todo os lo he predicho.

    La venida del Hijo del Hombre

    24. "Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, "el sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor",

    25. "y las estrellas caerán" del cielo, "y las potestades de los cielos" se conmoverán.

    26. Entonces verán "al Hijo del Hombre" "que viene sobre las nubes" con gran poder y gloria.

    27. Y entonces enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos desde los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.

    28. "Aprended de la higuera esta parábola: cuando sus ramas están ya tiernas y brotan las hojas, sabéis que está cerca el verano.

    29. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que es inminente, que está a las puertas.

    30. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo esto se cumpla.

    31. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

    32. "Pero nadie sabe de ese día y de esa hora: ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.

    33. Estad atentos, velad: porque no sabéis cuándo será el momento.

    34. Es como un hombre que al marcharse de su tierra, y al dejar su casa y dar atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, ordenó también al portero que velase.

    35. Por eso: velad, porque no sabéis a qué hora volverá el señor de la casa, si por la tarde, o a la medianoche, o al canto del gallo, o de madrugada;

    36. no sea que, viniendo de repente, os encuentre dormidos.

    37. Lo que a vosotros os digo, a todos lo digo: ¡velad!